La edad de inicio del consumo de alcohol en Baleares baja a 13,8 años y el de cannabis a los 14,6 años. 3 de cada 10 escolares en Baleares reconocen haberse emborrachado en el último mes. Beben más ellas que los chicos y también hay un mayor porcentaje de chicas que se emborrachan. La encuesta desvela que las mujeres consumen más drogas legales en mayor proporción que los hombres. En cambio, las ilegales son consumidas por un número mayor de hombres.
El 36,9% de estos estudiantes( 14 a 18 años) les gustaría recibir más información sobre las drogas por parte de sus padres.
Muchos padres son conscientes de lo importante que es prevenir a sus hijos, pero las dudas les asaltan a la hora de conversar con ellos sobre el tema. A pesar de que es un asunto espinoso, los padres deben ayudar al menor a reflexionar sobre los efectos negativos que conlleva su consumo de forma natural y sin alarmarse.
En función de la edad del hijo los padres deberán abordar el tema de una u otra forma, ofreciéndoles información clara y concisa cuando ya son adolescentes. La adolescencia es una etapa complicada en la que los menores experimentan grandes cambios físicos y mentales. La rebeldía es una de sus señas de identidad y los amigos un pilar básico en su toma de decisiones.
Para FFB, es vital que los padres actúen en este momento de la vida de forma clara y concisa. Los 13 años son la edad clave para hablar de forma explícita sobre las consecuencias nefastas que acarrea el consumo de drogas. Es muy importante que el adolescente no se sienta presionado por sus padres, siendo la mejor opción el diálogo y la comprensión.
El triángulo formado por la familia, el colegio y el ocio son claves para prevenir el consumo de drogas en adolescentes. la estabilidad familiar reduce el consumo de drogas en los menores. Por tanto, se puede llegar a la conclusión de que una familia unida que presta cuidado y atención a sus hijos es la base del éxito.
El esfuerzo de padres y madres tendrá que hacerse sobre todo antes, es importante entrenar a los niños a pensar, a emitir valoraciones (no siempre acertadas según nuestro criterio, pero suyas al fin y al cabo), a equivocarse en pequeñas decisiones. Todo ello hace que aprendan a ser responsables y se sientan valorados en lo que son. Esto les dará herramientas para que, a la hora de enfrentarse a la presión del grupo, sepan responder con mayor seguridad y desde su responsabilidad más que desde su necesidad de aceptación.
-Recordar que el alcohol y el tabaco son sustancias adictivas también, y que distinguirlas de las drogas dificulta la prevención. Aunque el alcohol se pueda consumir responsablemente,
en la preadolescencia no es bueno dar ese mensaje de normalización.
-Enseñar a los niños a ejercitar la asertividad (saber decir no, defender sus derechos y opiniones respetando las de los demás…) ya desde pequeños. No es coherente pedirle que obedezca sumisamente en casa y que sea capaz de defender su opinión en el grupo de amigos. Se puede hacer juegos de rol en que uno tiene el papel de individuo resistente a la persuasión del grupo.
-Apoyar a los niños para que encuentren grupos de amigos y amigas en los que se sientan valorados, aceptados y queridos por lo que son. Si tienen varios grupos, es más fácil que
el niño pueda dejar a una pandilla que no le interesa y no se quede aislado, sino que tenga alternativas.
-Dejar caer información, ideas y opiniones al ver una película o las noticias. Hacer hincapié en los problemas escolares que provoca el consumo de drogas. Y ser sincero si uno ha probado las sustancias adictivas. Decir la verdad da más credibilidad y permite hablar de casos reales.
-Ayudar al niño a que cultive aficiones que le gusten y a que busque cosas nuevas que estimulen su curiosidad y que no sean nocivas para la salud. Los adolescentes que tienen intereses y ocupaciones tienen menor probabilidad de consumir drogas que los que se aburren.
Asimismo, Agustín Buades-delegado de FF en Baleares- manifestó que existen datos en distintos informes sobre la importancia de incidir en aspectos no sólo preventivos, en cuanto al rechazo frontal a las drogas que los padres deben enseñar a sus hijos, sino educativos, morales y formativos, que son “fundamentales” para lograr que los menores entiendan que el alcohol no es imprescindible para divertirse.
“Si los padres no enseñan desde pequeños a sus hijos, con la palabra y, sobre todo, con el ejemplo, que no hace falta beber de más para pasarlo bien, se hace muy complicado que luego el menor lo entienda, sobre todo cuando desde la televisión u otros medios se le bombardea con imágenes relacionadas con el alcohol”, apuntó el delegado de FFB.
Buades concluyó que se trata de plantear la responsabilidad de los padres, no sólo desde el ámbito jurídico, sino también “y sobre todo” desde el punto de vista educativo.
Se han utilizado mucha energía y muchos medios para poner en práctica programas educativos que reduzcan el consumo de alcohol entre los jóvenes. Los datos nos demuestran que los resultados no concuerdan con los esfuerzos ni satisfacen las expectativas. Pero, del estudio de esas experiencias, FFB sostiene que la prevención basada en la ‘educación del carácter’ y en la capacidad para enfrentarse a los problemas es la más eficaz en el ámbito individual. Incluye una educación en valores morales. Esta prevención tiene como objetivo fomentar una ‘sabiduría del beber’, es decir, aprender a beber responsablemente.