Para hacer su protesta más vistosa, y gracias a la presencia de una vaca (ya que la leche es un producto en crisis permanente en nuestro Archipiélago), escenificaron la necesidad de consumir producto local y de kilómetro cero.
En Mallorca se producen al año diez millones de litros de leche, pero su consumo entre la población asciende hasta los 70. La diferencia es muy grande, por lo que se tiene que recurrir a producto ajeno a las Illes. Hace tan solo treinta años, la producción que se registraba igualaba el consumo actual, pero el cierre progresivo de explotaciones lecheras ha condenado al sector. Actualmente, en Mallorca, solo quedan activas 18 de estas empresas.
En caso de revertirse la situación actual, el campo de Balears tiene los días contados. Los agricultores y ganaderos hacen una última y desesperada llamada de auxilio antes de que sea demasiado tarde.
