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Apego

He decidido que voy a escribir este artículo en castellano. Normalmente uso el catalán para expresar mi opinión en este diario, pero esta vez creo que puede ser interesante hacerlo en este idioma que también domino. Al igual que me apasiona hablar francés con los franceses, italiano con los italianos y el inglés con los ingleses.

Estos días están sucediendo cosas en España que realmente son muy definitorias. Pero me gustaría remarcar pequeños detalles que, creo, son muestras del sentimiento de inferioridad y miedo de la sociedad española en general y, mayoritariamente, de la que es de una zona monolingüe.

Desde siempre en los centros de educación nos han enseñado que España es una, que fue un gran imperio y que España dominó el mundo. Es curiosa la posición hegemónica protagonista que se da a la zona castellanoparlante como heredera de ese gran Imperio, dejando relegado a un segundo plano todo aquello que no sea castellano. Siempre ha sido así. Y es esto lo que nos duele a los que no tenemos el castellano como lengua materna. Digamos que nunca ha habido un reconocimiento por parte de las zonas monolingües de España a las naciones que no hablan castellano y que forman parte del territorio que conforma España, de momento. Ha sido tan manifiesto este detalle que, por extensión, se ha definido el idioma castellano como idioma "español", dejando a euskera, catalán, gallego, aranés, bable, aragonés, etc. fuera de lo que es el idioma español cuando, por territorio, nos correspondería ser tan españoles como el idioma castellano. Evidentemente, el Imperio no lo formaron sólo los castellanos. Es muy ingenuo, erróneo, falso y demagógico pensar que en un imperio dónde "no se ponía el sol", se hablase un solo idioma y una sola nación.

Yendo al hilo de la cuestión, esta semana ha salido a la palestra el famoso himno de Marta Sánchez. Las palabras más repetidas por la cantante en su interpretación del himno de Granaderos (el himno más antiguo del mundo y el único sin letra) son: corazón, nacer, aquí, y honra. Pero lo que me llama más la atención es la frase: "Rojo y amarillo colores que brillan en mi corazón y no pido perdón". Y yo me pregunto, ¿de qué debe pedir perdón esta señora? ¿Es que acaso le avergüenza ser española? ¿O debería avergonzarle por algo? ¿Se siente culpable de algo? ¿A quién debe pedir perdón? Ahí lo dejo para la reflexión.

Días después de esta mala interpretación del himno, llegó a mis manos un vídeo de la Madrugá de Sevilla del año 2016. Era una retrasmisión de Canal Sur Televisión, retrasmitían la salida de la Esperanza de Triana y del Santísimo Cristo de las Tres caídas. Un momento dado, el comentarista hizo una apreciación sobre la reforma de la imagen de la Virgen en 1898, refiriéndose como – textualmente- "el año del desastre Español". Obviamente, deduje que se refería a la pérdida de las últimas colonias de Ultramar: Cuba y Filipinas. Entonces se me encendió la bombilla. Ahí estaba la España de la nostalgia del Imperio con sus militares, su iglesia, sus policías, sus autoridades, sus plañideras, todo junto y, para acabar, la salida de la Virgen con el himno de España sonando, y la gente emocionada.

Quisiera exponer la definición que de apego da la Real Academia. Se define como: afición o inclinación hacia alguien o algo. España aún no ha superado su apego por la idea de aquel Imperio que no existe, ni existió jamás, más que en su imaginario. Al menos, no existe tal y como se ha inculcado a la sociedad española. Sólo existe en sus mentes, ya que el imperio aceptaba, reconocía y procuraba para las naciones que lo conformaban, atendiendo a sus particularidades, leyes, cultura e idioma. Actualmente todo esto de la aceptación, reconocimiento y procuración por los demás, no existe. Por ello hay independentismo.

A la sociedad española le da miedo desapegarse de esa idea imaginaria de España, soltar y vivir en armonía con sus semejantes. Le da miedo lo que, en su mismo país, es diferente. Le da miedo andar en solitario, ser una nación que prospere. Es por ello que necesita subyugar a todas sus naciones que no hablan como ellos y que no consideran españoles. Ya que esto del idioma es la primera manifestación de que hay varios pueblos que coexisten a la vez en un mismo territorio y eso, señores, es lo que les abruma y lo que les hace apelar al nacer, aquí, honor, corazón y al perdón. El apego lleva al miedo, el miedo lleva a la ira, la ira al odio y el odio lleva al sufrimiento. Basta ya de sufrir y hacernos sufrir a los demás.

Actualizado: 14 de marzo de 2022 , ,

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