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Aprendan de Cantabria

Hace unos días, hablé con una compañera de la universidad sobre “la vuelta al cole”.

Y es que Carol (mi compañera), estaba un poco preocupada (cosa harto complicada en ella), ya que no sabía cómo iba conciliar sus horarios de estudiante y trabajadora con su incombustible labor maternal. Tras charlar unos minutos con ella sobre todo lo que nos esperaba en el último año de universidad, mi amiga afirmó con rotundidad: “¿Chema, tú no tienes ganas ya de volver a la universidad?”. Mi respuesta no se hizo esperar, con una mezcla de impaciencia y entusiasmo. “Desde luego, estoy deseando de que comiencen las clases”. Todo esto puede sonar un poco extraño y hasta de mal gusto, cuando aún estamos apurando los últimos días del verano, o mejor dicho, de las vacaciones. ¿Pero soy yo el único que piensa que tenemos un exceso de vacaciones en verano, mientras que el resto del año apenas tenemos tiempo de ocio? ¿No creen que las vacaciones estén mal repartidas en nuestro país? De hecho, este tema también fue objeto de debate con mi compañera, y ambos llegamos a la conclusión de que un inicio más prematuro del calendario escolar, facilitaría un mayor descanso de los alumnos a lo largo de todo el curso. Un curso que recordemos, dura nada más y nada menos que nueve meses con tan solo dos períodos vacacionales extensos (Navidad y Semana Santa).

De hecho, en 2014 la Comisión Europea publicó un informe que permitía comparar la duración y la distribución de las vacaciones escolares en cada país europeo.Dicho documento dejaba constancia de dos tendencias claras entre los países del sur de Europa y algunos de los países balcánicos con el resto de Europa: Por un lado, todo este conjunto de países (España, Italia, Grecia, Croacia, Turquía…) no tienen vacaciones desde el inicio del curso hasta Navidad. Asimismo, este pequeño grupo de países europeos también se caracteriza por ser aquellos que más tardan en iniciar las clases (cuando la mayoría de países europeos inician sus clases nada más comenzar septiembre). Aunque no lo parezca, en nuestro país hay una excepción en lo que respecta a la aplicación del calendario escolar: Cantabria. Y es que desde el curso 2016-2017, la comunidad presidida por Miguel Ángel Revilla ha introducido una semana de descanso por cada dos meses de clase, asemejándose así a países como Francia, Alemania o Países Bajos. Una medida que aún genera polémica en la comunidad educativa, pero que está implantada en gran parte de los países europeos, incluida Finlandia, considerada como el gran paradigma del sistema educativo. De hecho, uno de los grandes inconvenientes que se le achaca al calendario escolar de los franceses, los alemanes o los nórdicos es que existen menos días lectivos durante el curso, dificultando así la conciliación laboral de los padres. Algo totalmente falso, ya que los días de clase son los mismos pero repartidos de distinta manera.

Pero si hay algo que también me ha llamado la atención en todo este asunto, es que hace apenas unos meses, Ciudadanos planteó en el Congreso una propuesta basada en la racionalización de horarios y la conciliación laboral, con el objetivo de adaptar el calendario escolar al laboral y dejar en dos meses las vacaciones de verano. Por desgracia, la iniciativa del partido naranja no salió adelante, pero con la presumible vuelta del horario de Greenwich a nuestro país, tenemos de nuevo la ocasión para retomar un asunto tan determinante como la racionalización de los horarios en nuestro sistema educativo. Tenemos que ser conscientes de que los niños son los que más necesitan desconectar en nuestra sociedad. Debemos de entender que el carácter disperso e inquieto que caracteriza a los menores de edad no está hecho para realizar multitud de trabajos durante nueve meses sin apenas descanso.

Por lo tanto, bajo mi punto de vista la clave no reside tanto en “más” vacaciones, si no en “mejores” vacaciones. De hecho, me atrevería a decir que un mayor descanso de los más jóvenes durante sus meses escolares a buen seguro mejoraría los índices educativos en nuestro país. Tanto es así, que no considero una casualidad que aquellos países que poseen un menor índice educativo lideren el ranking en vacaciones estivales, del mismo modo que países como España, Italia o Grecia sean bastante reacios a introducir pequeños descansos durante la jornada escolar. De hecho, pienso que no hace falta irse muy lejos a la hora de obtener un calendario escolar más espaciado, sin que ello apenas afecte a las vacaciones de verano. Fíjense en Cantabria. Este curso volverá a tener cuatro descansos de una semana a lo largo de todo el curso, sin que ello afecte al número de días lectivos. Una prueba de que si se quiere, se puede.

Actualizado: 14 de marzo de 2022 , , , , , ,

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