El mismo viento de componente sur que, ahora mismo, acerca a Baleares las pateras que zarpan desde las costas de Argelia nos aportará, también en los próximos días, una masa de aire cálido sahariano cargado de polvo en suspensión. Con ello –y con la humedad ambiental propia del archipiélago– se consolidará un día más sobre nosotros la pesada sensación térmica de bochorno.
Además, sumando la intensa radiación solar y la estabilidad atmosférica del estío, las temperaturas máximas subirán de forma constante. Y también las mínimas.
Cifras concretas: mañana jueves ya se prevén 38 grados en las horas centrales del día en el interior y el norte de Mallorca. Y entre 22 y 25 grados por la noche.
El viernes nos alcanzará el cénit de la ola de calor, que se prolongará el sábado. Llegar a los 40 grados no será una excepción, especialmente en las zonas geográficas del interior de las islas, lejanas a la influencia balsámica de las brisas costeras.
Por la noche, paciencia. Serán tórridas. Es decir, muy calurosas con mínimas que no estarán por debajo de los 25 grados.
Además, la Agencia Estatal de Meteorología ya tiene previsto activar las alertas amarillas por fuerte calor en los próximos días. Sin embargo, se está a la espera de comprobar la evolución térmica y la potencia de la ola de calor para determinar si es necesario subir el nivel de peligrosidad al grado naranja y, asimismo, en qué zonas de las Baleares y a qué horas se disparan las alarmas.
Santa Margalida l’encén… pero no habrá que esperar al sábado para ello.