Descuentos especiales, promociones, rebajas del 20, 30, 50 e incluso el 80%. Estos días los escaparates de las tiendas de las Islas están repletos de reclamos comerciales. Llamadas a la acción con el objetivo de incentivar el consumo. Pero ¿Es real ese consumo? ¿Cómo afronta el sector del comercio esta campaña?
El Black Friday, es para muchos, una buena manera de ahorrar algo de dinero de cara a las compras navideñas. Lo que en otros años podía ser el pistoletazo de salida de la campaña de Navidad, este año es la búsqueda de la mejor ganga de la temporada.
Esto provoca un error de concepto en cuanto al origen del Black Friday. En un principio se trataba de una estrategia comercial para sacar el stock de productos de temporadas pasadas a precio de saldo. Ahora ha derivado en promociones de productos de temporada, lo que hace que nunca pueda venderse el stock a precio de mercado.
A todo esto, hay que sumar el incremento generalizado de los precios, tanto de las materias primas, como de la energía y del producto elaborado ha hecho que los consumidores esperen impacientes los grandes descuentos. Ahora bien, los comerciantes, ante esta inflación creciente, se han visto obligados a moderarse en sus rebajas. Como recalca la patronal del comercio, para los propietarios de las tiendas, todo ha subido, no solo el precio de sus proveedores, sino el alquiler, la luz, etc. por lo que, evidentemente, los precios de los productos en tienda se encarecen.
Aún con todas las dificultades, el sector es optimista con los resultados de este Black Friday.
Con este panorama, los consumidores en los próximos días, deberemos pasear mucho por las zona comerciales, con los ojos bien abiertos, a la espera de encontrar aquellos productos que necesitamos, o deseamos, al mejor precio posible.