Nadal, que en el año 2004 estuvo 26 horas encerrado en una cueva cerca de Cala Ratjada, ha revelado que en una situación como esta “el cerebro se va apagando” y que el “no era capaz de pensar”. El buceador confiesa que “pensaba que todos mis compañeros habían muerto” y cuando lo encontraron “estaba en estado de pánico y me negaba a salir de la cueva”.
Aunque no murieron todos los compañeros de buceo de Nadal si lo hizo uno de sus amigos, un hecho que marcó a Nadal y que le acompaña cuando va a bucear “si voy con un compañero es muy difícil porque si pasara alguna desgracia y yo fuera el beneficiado no sé cómo podría llevarlo”.
Otro caso como el de Nadal es el Xisco Gràcia. Quince días después de su rescate, el espeleobuceador ha relatado que durante el tiempo que estuvo encerrado en la cueva “había perdido el sentido del día y la noche” y que pasaba parte de su tiempo “haciendo operaciones matemáticas para saber si controlaba o empezaba a desvariar”.
Uno de los problemas con los que se encontró Gràcia fue el nivel de CO2. “En el exterior hay un 0,04% de CO2 y en la cueva había un 3%” y tenía “que controlar la respiración” pero por suerte encontró una cámara de aire cerca “sino no estaría aquí”, apunta Gràcia.
Sin duda alguna hay un antes y un después de una trágica experiencia como la que pasaron Nadal y Gràcia pero ambos aseguran que tiene sus partes “buenas y malas”.
En el vídeo adjunto podrá acceder a la entrevista completa.