Un agente, que se encontraba fuera de servicio en el aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona - El Prat, observó a un grupo de personas alrededor de un hombre que acababa de caer desplomado al suelo instantes antes y ya había sido colocado en posición lateral de seguridad. Tras comprobarse que sus vías respiratorias no estaban obstruidas, se quedó a la espera del personal sanitario. En prevención, el agente solicito como medida preventiva que se trajera un desfibrilador semiautomático (DESA), disponible en el aeropuerto.
Transcurridos unos minutos, el hombre entró en parada cardiorrespiratoria y el agente, habiendo recibido formación en reanimación cardiopulmonar, asumió la dirección de las maniobras, contando con la colaboración de otras dos personas. Dichas las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), que se prolongaron durante varios minutos.
Posteriormente, haciéndose uso del desfibrilador semiautomático, se logró que recuperase el pulso y la respiración. Acto seguido llegaron la ambulancia y los agentes de la Guardia Civil, haciéndose cargo de la situación.
Finalmente, el hombre fue trasladado a un centro sanitario para su atención médica.