Esta tasa, que recorta 1,1 puntos porcentuales el crecimiento del trimestre anterior (3,9%), permite gracias al empuje estival dar prácticamente por cerrado el ‘agujero’ que provocó la pandemia (-0,4% vs -2,3%, 2º trim.) y situar los niveles de actividad de las Islas cerca de máximos históricos. El Archipiélago sigue en fase de desaceleración, que se prolongará los próximos trimestres. “Nuestra capacidad y fortaleza turística hace que, por fin, este 2023 cerremos la brecha que dejó la pandemia”, señala Carmen Planas, presidenta de CAEB.
La economía de Balears ha continuado mostrando un mayor dinamismo respecto a su entorno fruto del mayor peso de los servicios vinculados al turismo y la hostelería en la estructura
productiva regional, especialmente durante los meses de verano. No en vano, la senda de crecimiento ha continuado deteriorándose tanto en el conjunto de la economía española (1,8% vs 2,0%, 2º trim.) como, especialmente, en la Unión Europea (0,0% vs 0,5%, 2º trim.).
Así, tres de cada cuatro economías europeas han desacelerado la actividad entre julio y septiembre —como Francia (0,6% vs 1,2%, 2º trim.) o Italia (0,1% vs 0,3%, 2º trim.)—, y más
de un tercio han crecido en negativo —Irlanda (-5,6% vs -0,4%, 2º trim.), Suecia (-1,4% vs - 0,4%, 2º trim.), Alemania (-0,4% vs 0,1%, 2º trim.) o Países Bajos (-0,4% vs -0,1%, 2º trim.).
Territorialmente, todas las Islas han desacelerado de julio a septiembre, si bien Eivissa y Formentera volvieron a registrar un balance más favorable al impulsar su economía (3,0% vs
4,3%, 2º trim.) por encima de Mallorca (2,7% vs 3,9%, 2º trim.) y Menorca (2,4% vs 3,2%, 2º trim.). Con todo, Menorca se ha erigido en la primera isla balear en cerra por completo el diferencial negativo respecto de los niveles de actividad prepandemia (+0,0%), un hito que los meses de verano aún no lograron ni la economía mallorquina (-0,3%) ni la pitiusa (-1,1%).