No obstante, la diputada ha subrayado que 25 años después hay luces y sombras. El cambio ha sido desesperadamente lento porque ningún país ha alcanzado la igualdad de género, la pobreza sigue teniendo rostro de mujer; brecha salarial, digital y de pensiones, la conciliación está pendiente, necesitamos avances en coeducación, la violencia contra las mujeres deja cifras sonrojantes y un largo etcétera.
Se une a todo ello las consecuencias de la pandemia, que han deteriorado más esa realidad, profundizando las desigualdades. Por todo ello la eurodiputada ha propuesto recuperar el espíritu de Pekín y volverse a comprometer con su hoja de ruta, para ello, es necesario “renacer colocando la diversidad, el respeto, los valores y las mujeres y niñas en el centro de la recuperación”.
Por ello, ha remarcado que “es necesario actuar, tener voluntad y no ideologizar para que todos rememos en la misma dirección, es un imperativo mundial”. Para la eurodiputada la igualdad no es discutible y tiene que ser además de un derecho, un hecho.