O no se ha enterado usted de nada o su capacidad de raciocinio, y la de muchos de sus compañeros populares, ha colapsado. Se encaminan con paso acelerado e inasequibles al desaliento hacia su irremediable extinción como opción política de gobierno. Y lo hace con la sonrisa bobalicona en la boca del que, habiendo sido advertido a través de todas las alarmas posibles, se empeña en seguir con la pata bien metida en el charco del error.
La reciente convención que debía servir para rearmar ideológicamente al Partido Popular, cerrar de una vez por todas el nefasto período de Rajoy y avizorar algún atisbo de esperanza política se ha clausurado dejando vivas y coleando todas las dudas con las que se acudió al evento y, además, con la perplejidad de todos aquellos que repasan el pasado y ven estupefactos como usted y los que le rodean se sienten orgullosos de él. De un pasado que les ha llevado a la oposición y reculando en todas las elecciones.
En la convención, con categoría de estrella invitada, hemos visto a Rajoy dando lecciones a los presentes. Las tóxicas lecciones del Rajoy al que se le pudrió la crisis catalana en las manos sin hacer nada. El Rajoy que subió los impuestos a las clases medias para rescatar los bancos que sus compadres habían destruido. El Rajoy que entregó los canales de la televisión privada al duopolio de sus amigos. El Rajoy, en fin, que no tuvo la gallardía de dimitir para evitar la llegada al Gobierno de Pedro Sánchez. Ese es el Rajoy, señor Casado, que les da lecciones a ustedes y al que ustedes aplauden. Y siempre con la inestimable compañía de la coautora de estos dislates: la también periclitada Soraya Sáenz de Santamaría.
¿No iba a ser esta convención un punto y aparte entre el Partido Popular que se está hundiendo y el Partido Popular que aspira a ser de nuevo la referencia del centro derecha español? ¿No fue usted elegido presidente del PP, señor Casado, en contraposición a las momias de siempre que habían apuntalado los dislates de Rajoy? Flaco favor, pues, la presencia estelar de Rajoy y Sáenz de Santamaría. Y aún peor que usted les diera comba.
En este mismo cesto de los errores debemos meter a otra manzana que va a pudrir la cosecha: el presidente gallego Núñez Feijoo. Después de todo lo que hemos sabido, de todo lo acontecido y de los testimonios plasmados en la prensa independiente, acabamos ahora pidiendo el reconocimiento y el aplauso para la ya señalada Soraya Sáenz de Santamaría y también para otro fantasma del pasado, para María Dolores de Cospedal. O Feijoo vive en un mundo aparte o esta abducido por alguna enfermedad paralizante. ¡Sáenz de Santamaría y Cospedal, las dos caras del mismo fracaso!
Sin embargo, al escuchar al andaluz Moreno Bonilla no nos debemos extrañar que en el Partido Popular de ahora aún haya dirigentes que sigan con el freno de mano puesto y creyéndose que viven en el mejor de los mundos posibles sin percatarse de que ahora están en la oposición y cuentan las elecciones por retrocesos. Su compañero, señor Casado, se cree la reina del baile por haber conseguido la presidencia de Andalucía sin percatarse de que eso ha sido así tras perder el 50% de los votos y por una confluencia excepcional de casualidades en las que el protagonismo verdadero se lo tienen que repartir realmente Ciudadanos y VOX. A Moreno Bonilla le ha tocado el cargo en una lotería y se cree que él ha tenido algún mérito.
Y ya para desternillarse o, mejor, llorar desconsoladamente, lo siguiente de Moreno Bonilla, que nos promete muchas tardes de gloria: “Gobernaré en Andalucía como lo ha hecho Rajoy en España”. Apaga y vámonos. Otro que no sabe dónde tiene la cabeza y otro ejemplo del actual PP desnortado.
Pero para realidad descacharrante de su convención –en la que ustedes, los populares, se han hecho trampas en el solitario– hay que destacar la intervención del portavoz de la asociación cívica catalana Tabarnia, Jaume Vives. Ya sabe usted, señor Casado, Tabarnia: ese grupo de esforzados ciudadanos que luchan solos y desamparados para defender los derechos constitucionales de los catalanes que no aceptan ser independizados a las bravas y que han sido abandonados a su suerte por ustedes mismos.
Y ya sabe lo que les ha dicho, claro y castellano, el señor Vives de Tabarnia a los del PP, en su propia cara y en su propia convención: mejor votaremos a VOX después de ver cómo han pasteleado durante décadas los Rajoy, Santamaría y Cospedal del PP hasta hundirnos en el lodazal en el que ahora boqueamos.
Señor Casado:
El Partido Popular, su partido, solo tiene un futuro. Y este futuro pasa, irremediablemente, por abjurar de su pasado. Del pasado de Rajoy y sus palmeras Santamaría y Cospedal. Por ser referente del amplísimo sector social que le votaba y ahora no lo hace. A usted le eligieron sus militantes para esto y no para sonreír a los que hundieron al PP.