Es la segunda final de este torneo que el ‘Vasco’ pierde en los banquillos, luego de que en el 2005 fue subcampeón con el Osasuna, que cayó a manos del Betis en tiempos extra.
Dani Rodríguez puso al frente a los mallorquines al minuto 21 después de una serie de rebotes en el área de los Leones con una definición de derecha en el centro del área en una jugada que se originó en un tiro de esquina.
Nico Williams había emparejado los cartones para el Athletic Club con un gran remate raso de derecha en el área, pero el tanto fue anulado debido a que estaba en posición adelantada al momento de recibir la asistencia de Yuri Berchiche.
En la segunda parte cuando corría el minuto 50 Oiham Sancet igualó el marcador (1-1) para los vascos y así terminaron el tiempo reglamentario y la prórroga sin más goles.
Ya en la tanda de penales fallaron Manu Morlanes y Radonjic para el Mallorca, Berenguer hizo el definitivo 4-2 para hacer al Athetic campeón.
DESPUÉS DE 40 AÑOS
Fue así como los penaltis 'devolvieron' la Copa del Rey al Athlétic Club 40 años después de que la ganara por última vez en 1984 de la mano de Javier Clemente al Barcelona de Diego Armando Maradona y Bernd Schuster.
Ha sido Ernesto Valverde el que ha guiado a los suyos a la consecución de este trofeo que se le negaba a los bilbaínos en los últimos 40 años y que, en la noche de La Cartuja, ha tenido los nombres propios del portero Julen Aguirrezabala, que paró el primero, y Álex Berenguer, que anotó el definitivo que dio el título al Athlétic al imponerse al Mallorca del mexicano Javier Aguirre
DUELO AGUERRIDO
No fue fácil. Fue un duelo aguerrido el que llevó a los vascos a la consecución de su título copero número 40.
La victoria fue trabajada. Tras el gol del mallorquinista Dani Rodríguez a los 21 minutos, a los de Ernesto Valverde les pudo la presión, descolocados e imprecisos ante lo inesperado y engullidos por las calderas de su hinchada, mientras los de Javier Aguirre gestionaban con reciedumbre y fe la ansiedad de sus oponentes.
Los Williams eran la viva imagen de la impotencia en sus sucesivos acercamientos a la portería de un Mallorca sin resquicios y con una hinchada crecida ante el silencio decepcionado de los bilbaínos, sólo roto esporádicamente en lances como un gol anulado a Nico, el menor de los hermanos.
Los del Vasco Aguirre se hacían esperar y se conjuraban. Pero todo cambió cuando Ohian Sancet marcó a los cinco minutos de la reanudación y el cántico fue "a por ellos, oé'.
Del 0-2 que tuvo Larin en su botas, se pasó al 1-1 y a un monólogo que duró poco, porque los de Aguirre se recompusieron en ese tramo en el que todos empiezan a medir al milímetro para no fallar y llegar a la prórroga, gestionando miedos y tiempos.
Valverde y Aguirre unían desde las esquinas de sus áreas técnicos la gestión de los últimos minutos con la planificación de la prórroga.
Ahí se rompieron todas las gargantas antes de que no llegara la saliva: empezó a hacerlo con Julen Aguirrezabala y terminó con Álex Berenguer, quienes han devuelto un título 'propio' a las vitrinas de San Mamés 40 años después