El argentino, que pronto comulgó con la afición, logró su primer ascenso en su estreno en los banquillos. Era el curso 1958/59. Tras proclamarse campeón del grupo balear de Tercera División, el conjunto mallorquinista superó al Sans (0-0 y 3-0) y al Nàstic de Tarragona (2-2 y 6-0) para regresar a Segunda.
En verano de 1959, Rosselló y Lorenzo diseñaron un plantel a base de talonario cimentado en adquisiciones como las del meta Ricardo Zamora -a cuya presentación acudió su padre, "El Divino"- Guillamón, Antonio Oviedo, Rodríguez II, Ángel Bolao o el argentino Hugo Villamide. Además, el club recuperó a Czoska. Y es que el presidente estaba tan seguro de lograr el ansiado ingreso en la élite que el 14 de agosto se inauguró la instalación eléctrica del Luis Sitjar con un célebre amistoso que nos enfrentó al Newcastle y en el que Di Stéfano, que estaba de vacaciones en la isla, se alineó con los nuestros. Un mes más tarde, el 16 de septiembre, los bermellones golearon en otro amistoso al FC Barcelona (1-4) en Les Corts. Por primera vez, Baleares soñaba con tener un equipo en Primera.
Tras una gran primera vuelta, y ya con Julià Mir y Laguardia en el plantel, los isleños llegaron al ecuador del torneo siendo campeones de Invierno. Un título honorífico logrado en la última jornada con una agónica victoria en Palma ante el Levante (2-1) gracias a una diana de Rodríguez II cuando el tiempo estaba cerca de espirar. Por cierto, aquel encuentro levantó tanta expectación que fueron necesarias habilitar unas gradas supletorias en el Luis Sitjar para 900 personas.
En la segunda vuelta, una serie de inoportunos tropiezos depararon una última jornada de infarto. Tras 29 encuentros disputados, el RCD Mallorca era segundo en la tabla a un punto del líder Córdoba. En una época en la que la categoría de plata estaba dividida en dos grupos, tan sólo el campeón de cada uno de ellos lograba subir al cielo mientras que los dos segundos, estaban abocados a jugarse el futuro en una eliminatoria.
El 17 de abril de 1960, los de Juan Carlos Lorenzo visitaron el estadio de Vallejo para medirse al Levante. Un envite en el que vestimos de amarillo debido a la posible confusión de nuestra zamarra habitual con la local. Por su parte, el Córdoba tenía que verse las caras a domicilio ante el San Fernando en un derby andaluz que, de una manera u otra, marcaría nuestra historia.
A pesar de las dos importantes bajas - Forteza y Arqué, este último en su única ausencia durante todo el ejercicio- el partido pareció quedar pronto sentenciado. Dos dianas, anotadas por Mir y Rodríguez II en los minutos 10 y 18, respectivamente, presagiaban un cómodo triunfo. Pero no fue así. En el 65, Joseíto redujo las diferencias. Desde ese momento, los locales buscaron con insistencia un empate que por fortuna nunca llegó. Además, el Córdoba había caído en San Fernando por la mínima (1-0). Éramos de Primera. Una gesta que, más de cinco décadas después, ningún otro equipo de la comunidad ha podido igualar.
Más de 50.000 personas recibieron al equipo en el Port de Palma en uno de los recibimientos más multitudinarios que las crónicas recuerdan. Meses más tarde, el 18 de junio, Juan Carlos Lorenzo se despidió como futbolista en activo con un amistoso celebrado en el Luis Sitjar ante el Mónaco (2-0). Un día más tarde, el club rindió tributo a la plantilla con otro partido disputado en el mismo escenario. El rival, el Munich 1860. El resultado, empate a tres.
ALINEACIONES:
LEVANTE (1): Ripoll, Torres, Sutter, Llona, Camarasa, Arenas, Alegre, Joseíto, Paredes, Folch y Seguí.
RCD MALLORCA (2): Zamora, Diego, Bolao, Cobo, Guillamón, Currucale, Czoka, Mir, Laguardia, Oviedo y Rodriguez II.
COLEGIADO: Martín Álvarez (colegio aragonés)
GOLES: 0-1 Mir (min 10); 0-2 Rodríguez II (Min 18); 1-2 Joseíto (min 65)