El conjunto madrileño sumó su decimocuarto trofeo liguero, conquistado en la temporada marcada por el coronavirus, que obligó a un formato novedoso y en el que no parecía partir como el gran favorito. Sin embargo, esta conquista tendrá su particular hueco en su enorme palmarés, sobre todo por haberlo hecho tras no ganar nada la pasada temporada y haber vivido en la zozobra deportiva desde el confinamiento.
Sin su mejor hombre de todo el curso, Gadeia, sin el concurso de su estrella y referente de los últimos años, Ricardinho, que se despidió sin jugar, pero que sí lo celebró con sus todavía compañeros, y con muchos jugadores cambiando de aires para la temporada que viene, Tino Pérez supo exprimir del mejor modo posible a su plantilla para coronarse en este 'playoff' que tampoco gustaba al técnico manchego y que estuvo cerca de proclamar campeón a la gran revelación de la temporada.
Viña Albali Valdepeñas pasó de luchar por evitar el descenso a pelear por la final de la Copa de España y de la Liga. Perdió ambas, pero su huella quedó marcada en el parqué del Fernando Martín Carpena donde peleó de nuevo hasta el final para quedarse a un gol de la gloria. Cosas de este formato, el campeón sonrió sin ganar y el subcampeón perdió sin haber perdido, pero también con sólo un triunfo en tres partidos. La norma de los empates, que le dio al equipo manchego el pase a semifinales ante Osasuna Magna, en esta ocasión le arrebató la ilusión.
Salió el Movistar Inter más entonado y haciendo valer su aura de campeón. Al equipo de David Ramos le costó entrar en el duelo y cuando lo hizo ya iba 1-0 abajo tras un despiste en un saque de esquina que anotó Pito, el gran fichaje de este año interista y que formó una sociedad demoledora junto a Borja.
VALDEPEÑAS PONE LA EMOCIÓN HASTA EL FINAL
A partir de ahí, los de Tino Pérez se fueron desinflando y su rival se convirtió en el dominador. Así, encontró el empate en un penalti, quizás un tanto innecesario por su veteranía de Carlos Ortiz, que anotó Chino. Valdepeñas rozó ponerse por delante, pero de nuevo se despistó atrás y además lo hizo en los compases finales del primer tiempo. Una pared área entre Pito y Borja significó el 2-1 y un error en una estrategia le permitió al brasileño, tras pase de su compañero, hacer el 3-1 a falta de tres segundos.
Apoyado en ese golpe anímico y con las energías más justas, el Movistar Inter prefirió ser más conservador tras la reanudación y dejar la iniciativa a los de David Ramos. Estos, con una fe inquebrantable en sus argumentos, no le perdieron la cara al partido y buscaron sus opciones hasta el final.
Elisandro y Bebe se toparon con los palos para dar más tranquilidad, mientras que Cainan ponía el 3-2 con más de doce minutos por jugar. Las cinco faltas a falta de seis minutos obligó al equipo torrejonero a dar un paso atrás y a sufrir hasta el final. Dani Santos igualó con 1:11 por jugar, pero el milagro no llegó en esta ocasión y Carlos Ortiz pudo levantar su sexta liga como bronce a doce años en el club.