España y Países Bajos se citaban en una de las semifinales de la Liga de Naciones y con el gran premio de una plaza para París, y las de Montse Tomé comparecían con las importantes bajas por problemas físicos de la barcelonista Alexia Putellas y madridista Tere Abelleira.
En una noche que comenzó con un emotivo minuto de silencio por los fallecidos en el incendio de Valencia, las campeonas del Mundo salieron sin dar tregua al combinado neerlandés que entrena Andries Jonker aunque con imprecisiones ante el ordenado entramado defensivo de las ‘oranjes’.
España empezó tocando con paciencia ante el orden defensivo de las rivales, que no lograban salir salvo en ocasiones esporádicas como una contra de Beerensteyn que salvó Cata Coll en el primer palo, al que respondió el combinado español en acciones llevadas por Salma Paralluelo como la que falló en un mano a mano con Van Donselaar en el minuto 23. España se estrellaba una y otra vez ante la defensa neerlandesa aunque no sufría atrás ante el conservadurismo de las rivales, que no pasaban del medio del campo ante la presión española .
Hasta que en el minuto 41 Jennifer Hermoso abrió la lata en una jugada individual que culminó con la izquierda y Aitana Bonmatí remachó poco después para dejar el partido casi sentenciado como se vio desde el comienzo de la segunda mitad, en la que España hizo del control su seña de identidad.
Sin margen a la reacción de las neerlandesas, que querían ‘meterse’ en el partido, España aguantó bien las acometidas iniciales de su rivales y se desperezó en acercamientos esporádicos a cargo de Salma Paralluelo, aunque Países Bajos no renunciaba a ningún momento pese a sus imprecisiones.
España controlaba ante el dominio aparente de su rival, aunque el juego se durmió sin ocasiones en las áreas, más pendientes las españolas del orden defensivo y de hacer valer su primacía en el marcador sin riesgos ni despistes defensivos.
Debutó en el minuto 73 la joven blaugrana Vicky López y cuatro más tarde, Ona Batlle cerró el partido en una jugada iniciada en un robo de balón suyo en el centro del campo. A partir de ahí, todo fue un monólogo español camino de la final y con el premio olímpico en el bolsillo. Fue una fiesta completa para el combinado nacional que sigue dando pasos de gigante.