Calle Olmos, 30 años sin coches
El próximo mes se cumplirán 30 años desde que la calle Olmos -o carrer dels Oms- de Palma se convirtió en peatonal. Es una de las vías más antiguas de la capital balear y ha sido testigo de la transformación que ha sufrido la ciudad durante estas últimas décadas.
De epicentro de talleres a una de las vías comerciales más destacadas de la ciudad, que hoy cuenta con heladerías, centros de manicuras, ópticas y joyerías.
El tranvía y los coches aparcados son una imagen histórica que queda en el recuerdo de los más veteranos. Y es que el 13 de diciembre de 1991 la calle Olmos pasó a ser peatonal.
Esta reconversión urbana no estuvo exenta de polémica. Fue un proyecto impulsado por el alcalde socialista Ramon Aguiló pero que se llevó a cabo ya con el nuevo alcalde popular, Joan Fageda.
Antes de ser una arteria comercial, la calle Olmos cuenta con un abultado pasado. Ya existía en el siglo XI, cuando se amplía Madina Mayurqa, la Palma árabe. Esta calle era la periferia, una arteria que comunicaba la Palma Alta con la Palma Baja. Después, ya en el siglo XIX se empiezan a establecer un gran número de talleres de artesanos, la mayoría de ellos zapateros. Es el germen de la calle Oms tal y como la conocemos hoy.
A su alrededor también se produce una gran transformación. El convento de Santa Margalida se convierte en el Hospital Militar en el siglo XIX y, posteriormente, se transformó otra vez para acoger la actual residencia de ancianos. Justo a su lado estaba la antigua plaza de Toros, en la ahora conocida como 'plaza de los patines'.
Fue una vía industrial en la que estaban instaladas empresas emblemáticas como Chocolates Roselló. Aún siguen allí Colchonería Verd, desde 1934, o Can Vinagre, desde 1929.
La calle Olmos, ahora peatonal y que la mayoría de los palmesanos ya no podrían ver de otra manera.