"Hemos recorrido Ucrania durante cuatro días bajo los aviones rusos antes de llegar a Hungría"

Nadia Frediuk se despertó el pasado 24 de febrero en Jarkov bajo el fuego y los estallidos de las bombas rusas. Era el inicio de la invasión ordenada por Vladimir Putin y que ha generado ya el desplazamiento de cerca de dos millones de personas.

Esta refugiada ucraniana ha relatado que "durante los cuatro días que hemos recorrido Ucrania desde Jarkov hasta la frontera con Hungría hemos pasado miedo por nuestra hija pequeña porque siempre estábamos bajo los aviones y drones rusos".

Julia Pohrebniak, originaria de Irpín, muy cerca de Kiev, llegó este mismo martes a Palma junto a otros doce refugiados. Instalados en Santa Margalida, donde solía venir a trabajar durante los veranos, todavía no se explica el horror que se ha desencadenado en su país.

"No entendíamos nada de lo que pasaba. Cuando mi hermano pequeño me preguntaba por dónde estaban sus juguetes yo no sabía qué contestarle", relata Julia sobre los bombardeos que vivido en su ciudad natal antes de llegar a Palma.

A Volodymyn Frediuk, marido de Nadia, el inicio de la invasión le pilló en Alcúdia, donde se encontraba entrenando con su equipo de triatlón. "Diez días antes de la guerra llegué a Mallorca para entrenar en la zona de Alcúdia. Evidentemente, si hubiera sabido lo que iba a pasar, no hubiera venido", reconoce.

Ahora, tras conseguir sacar a su familia, se aloja junto a su mujer Nadia y su hija en el Hotel Bellver, junto a cerca de otros 50 compatriotas. Una pequeña parte de Ucrania en Mallorca que ensalza sin fisuras la figura de su presidente Volodímir Zelenski. "Ahora es un líder al cien por cien", señala Volodymyn, mientras Juliia añade que "gracias a Zelenski estamos resistiendo y vamos a ganar".

Agradecidos al pueblo balear por su acogida, los ucranianos solo le piden una cosa a las potencias de Occidente, "cerrar el espacio aéreo" sobre su país.

Mallorca ya ha recibido a más de 80 refugiados ucranianos que han conseguido huir de su país tras la invasión rusa. Unos 50 están acogidos en el Hotel Bellver, mientras que el resto lo hacen en casa de amigos y familiares.

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