Los 228 millones de euros que se recaudan en el Aeropuerto de Palma se pierden en las cuentas de Aena
El Régimen Especial de les Illes Balears (REIB), que verá algún día la luz tras un largo proceso de negociación entre el Govern y el Ejecutivo central, está pensado para compensar los costes de la insularidad.
Costes que se traducen en millones de euros que nos cuesta el traslado de mercancías que, inevitablemente, tienen que llegar desde la Península e, incluso, los costes de exportar nuestros productos.
Y es que, en materia de transporte, el archipiélago pierde. Pierde por las largas colas y esperas que se tienen que hacer para salir y volver a casa, inevitablemente pasando por el aeropuerto. Los ciudadanos de las Illes Balears no tenemos la posibilidad de elegir en qué medio de transporte trasladarnos, sino que la insularidad dictamina cómo hacerlo.
Estos aeropuertos, situados en Palma, Maó e Eivissa, ofrecen un servicio de pésima calidad. Masificación, colapsos ciculatorios, colas para embarcar y recoger los equipajes, incomodidades y precios abusivos. En nuestros aeropuertos, un litro de agua es más caro que un litro de gasolina. Unos precios que van en beneficio de una empresa pública: Aena.
Todos los aeropuertos nacionales dependen de Aena y de las recaudaciones millonarias como las que se producen en Palma e Eivissa. Las recaudaciones compensan a los aeropuertos deficitarios como los de Santiago y Pamplona. Beneficios que se obtienen y no repercuten en la bajada de tasas, tal y como ha explicado Xavier Ramis, director general de Puertos y Aeropuertos baleares.
Las cuentas lo verifican. En el año 2014, el último en el que se han presentado balances de todos los aeropuertos nacionales de forma individualizada, Mallorca presentó un beneficio de 228 millones de euros.
Estos 228 millones de euros, que han servido para compensar las deficiencias del resto de aeropuertos españoles, no han repercutido en los servicios ofrecidos en el aeropuerto de Palma. Estos millones han ido también a parar a los bolsillos de las grandes empresas privadas que son accionistas de Aena.