Este hecho es innegable desde hace muchas décadas. Sin embargo, el nacionalismo cultural, político y hasta religioso, fiel a su ADN, lleva también décadas en la idea de imponer a todos una sociedad uniforme (la que ellos quieren -además integrada en el pancatalanismo-), y no democrática. Llevan años –desde los tiempos de Cañellas- adoctrinando en las escuelas. Desprecian todo cuanto suene a español y, muy especialmente, en el terreno lingüístico. Por no respetar, no respetan ni tan siquiera los derechos de los menores. Apelan a sentimientos que separan, dividen, odian a quien no se somete. Y todo ello se hace con la complicidad de una sociedad anestesiada por unos medios de comunicación, que ‘quieren que no pensemos’, que diría Onfray.
Con semejante espíritu, tan corto de miras, tan de andar por casa, llevan u obligan al resto de la sociedad a encerrarse en sí misma o a desentenderse de cualquier proyecto colectivo. Si algo se advierte en la sociedad mallorquina es que no interactúan sus diferentes integrantes.
Los que aspiran a imponerse a fin de no mezclarse y mancharse con los otros y, por esta vía, adulterarse. El resto –mallorquines o no- porque, como consecuencia de su ‘pasotismo’, no tienen otra opción que la de refugiarse en el propio cascarón. El resultado ya es conocido: una sociedad cada día más dividida, más separada, más enfrentada, más infeliz e incómoda y menos satisfecha con la calidad de vida que disfruta. Una sociedad cada día menos solidaria y menos democrática.
En el anterior marco, les propongo un ejercicio de reflexión y, a tal efecto, les sugirió algunas preguntas: ¿No es cierta en muchos la tendencia a vivir encerrados en el aislamiento del núcleo familiar?¿Es verdad que la llegada de gentes de fuera se valora ahora de modo positivo? ¿Acaso no se piensa en muchos ambientes sociales que quienes nos visitan y, sobre todo, quienes deciden permanecer entre nosotros sobran y no interesan? ¿No se potencia al máximo –en ciertos medios- todo lo que pueda servir a la causa nacionalista y se oscurece o tapa lo que expresa reticencias al respecto? ¿Acaso es casualidad que, al frente de las instituciones, no se hallen -salvo excepción- personas venidas de fuera? ¿Por qué no se premia también la contribución social que realizan estos ciudadanos? ¿Qué tenemos en Mallorca que no hayamos antes recibido? ¿Acaso no hemos asistido, en los últimos tiempos, a una enloquecida reacción social, religiosa y política contraria a la igualdad de trato en la educación y favorable –por supuesto- al adoctrinamiento en la escuela?
¡Tú mismo! No te dejes manipular. Nada esperes de la política. El ciudadano, en nuestro sistema político, no puede, al final, elegir nada.
Todo, absolutamente todo, está vendido al mercado, hasta la formación de la propia conciencia. ¡Sé tú mismo! Todo pretende ser impuesto desde la pantalla, la red, el tuit. Aquí reside el máximo peligro para la autonomía y la libertad personal. Los medios de comunicación masifican y transforman a la sociedad en muchedumbre. Y ésta no suele pensar, ni reflexionar, ni analizar. Se limita a seguir el camino que le sugieren los propios medios con ciertos eslóganes.
Es lo que estamos, con complicidad manifiesta, secundado. ¡Piénsalo y responde con coherencia! De lo contrario, todo seguirá igual.