El Consejo Regulador no ha dejado de realizar las tareas de control necesarias para mantener el sello de calidad de IGP; porque detrás de nuestro sello de IGP hay mucho trabajo, esfuerzo, hay calidad, hay tradición, historia, valor cultural y gastronómico.
Hemos evaluado nuestro trabajo diario y añadido medidas de precaución cumpliendo con las garantías de seguridad e higiene sanitarias en la sistemática de control del cerdo negro mallorquín, en las auditorias de los elaboradores inscritos, en la recogida de muestras para análisis y ahora en el Jurado de cata.
Retomamos la cata de sobrassada de Mallorca con la primera reunión de los catadores asumiendo todos, las medidas necesarias para realizarla con seguridad para la dirección del comité de cata y los miembros del jurado que participan.
Hemos reiniciado esta actividad de control sensorial, porque sabemos que es una de las principales garantías de calidad para el consumidor y una herramienta necesaria para asegurar que la Sobrassada de Mallorca mantiene su autenticidad.
Saber adaptarse al cambio NO IMPLICA TENER QUE PERDER NI UN ÀPICE DE LAS VIRTUDES DE NUESTRA Sobrassada de Mallorca.
Las medidas de higiene y seguridad a tomar por parte del personal durante la preparación de muestras, la preparación de la sala y durante la sesión de cata son:
Realizamos la cata en grupo reducido, para respetar distancia de seguridad.
Disponemos de 12 “boxes” de cata en nuestra sala de cata. Para realizar la cata, se han convocado únicamente a 6 catadores, dejando un “box” libre entre cada uno de ellos para poder mantener la distancia de seguridad entre ellos. Este número de catadores nos permite que las garantías del análisis se cumplan, podamos dar un resultado fiable y al mismo tiempo garantizar la de seguridad de las personas.
Nuestro Jurado de cata está formado por gente formada y entrenada para realizar el análisis y de forma compensada por catadores hombre /mujeres, del sector elaborador y de otros sectores como turismo y restauración, y de diferentes edades.