Muchos son los que teorizan sobre la modernización y la aplicación de sistemas electrónicos efectivos en la administración pero la realidad es que actualmente las licencias de obra, necesarias para arrancar cualquier obra menor o mayor, sufren retrasos escandalosos, con los consiguientes inconvenientes para los particulares.
El Ajuntament de Palma es una de las administraciones que registra más retraso en su área de urbanismo. Dicen, pero, tenerlo detectado...
Uno de los motivos de este retraso en las licencias de obra palmesanas es la falta de personal efectivo en la administración. El mismo organismo que recauda de los ciudadanos, pero que después afirma no tener herramientas para dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos y asegurar los servicios por los cuales pagan sus tributos.
Otro motivo del retraso de las licencias en Palma, y en mucho otros lugares, es que requieren de informes preliminares de administraciones supramunicipales como el área de recursos hídricos, dependiente de la conselleria de Medi Ambient.
De hecho, de la parálisis que sufre el área de Recursos Hídricos, no es la primera que hablamos. La falta de personal hace que actualmente se tramiten expedientes de julio de 2018: un año y medio de retraso. Hace más de un mes que se aprobó una partida de 120.000€ para reforzar el departamento con tres trabajadores más. Pero aún no se han incorporado. Una vez más, a causa de la eterna burocracia...
Un entramado complejo, el de que la complicada maquinaria administrativa funcione como toca, mientras que los perjudicados reales somos los ciudadanos: los que esperan licencias, los que no pueden continuar las tareas de construcción i restauración, los que ven como la economía balear no mejora... Mientras, la clase política, que tiene en sus manos que las administraciones funcionen, juega a eso que mejor se le da: pasar el muerto a otro y sin avergonzarse.
Y los que pagamos, seguimos haciéndolo, aunque no recibamos los servicios de manera puntual.
