La opción de si tenía que dimitir o no, Santiago, por no haber actuado como correspondía ante casos de explotación, o por no haberse dado cuenta de lo que pasaba en una área que ha dado mucho que hablar en la última década, ha sido la tónica general entre los partidos de la oposición.
No obstante, Santiago ni se ha planteado la opción de presentar su renuncia o dimisión. Eso que se define como autocrítica, ha sido la gran ausente en la sala verde del Parlament donde tenía lugar la comparecencia de la consellera.
Justificando que no podía conocer la información de las tuteladas, ha volcado gran parte de la responsabilidad sobre el IMAS, organismo dependiente del Consell de Mallorca, y sobre la Fiscalía por no haberse involucrado en resolver los casos de explotación sexual.
Santiago, con la cabeza bien alta, no ha dudado en seguir evadiendo responsabilidades invocando a pasadas legislaturas, otras áreas, otros organismos... y ha renunciado a asumir cualquier tipo de responsabilidad y poder seguir, así, aferrada al trono del poder.