Al final de la legislatura y en las fechas previas a las elecciones, donde los cargos políticos que han gobernado son examinados por los ciudadanos sobre su gestión al frente de las instituciones, es cuando se deben exponer de forma clara, directa y extensa los logros conseguidos, que de poner en evidencia sus errores ya se encargarán –no lo duden– sus oponentes.
Este apriorismo básico de la política a ustedes, en estos días que ya vivimos de precampaña, parece que les suena a chino. A chino a arameo o a otro idioma de difícil aprendizaje y aún más complicada declamación ya que les vemos atenazados por una abulia anquilosante.
Han gobernado ustedes las Illes Balears. Han estado en las instituciones más importantes encabezando posiciones de auténtico liderazgo. Han ejecutado de forma extensa y mayoritaria las promesas plasmadas en su programa electoral. Han compartido responsabilidades con sus socios de los Acords pel Canvi en todas las decisiones fundamentales. Han bregado sin descanso, desde la fidelidad a los pactos, para llevar adelante iniciativas propias. Han negociado hasta la extenuación con sus compañeros eventuales del PSIB para alcanzar metas de las que ellos no querían ni siquiera oír nombrar.
Y todo eso, ahora, ¿para qué?
¿Para esconder la cabeza bajo el ala? ¿Para dejarse arrebatar los méritos de haber conseguido determinantes conquistas de progreso social que otros, incluso, no les querían ni dejar alcanzar? ¿Para permanecer sentados a la puerta de su casa mientras sus hasta hoy compañeros –repetimos: compañeros eventuales– se sobreponen a ustedes y saborean ellos las mieles del triunfo? ¿Para afrontar ahora, tras cuatro intensos años, las elecciones autonómicas, al Consell, municipales, generales españolas y europeas con la flojera de los que salen al terreno de juego con el temblor de piernas que anula a los cobardes?
Señores de MÉS per Mallorca:
Sus seguidores, simpatizantes, militantes, votantes y, también, toda la sociedad les exigen que, sin asomo de desidia, afronten su responsabilidad política. Para ello sus principales líderes deben, de forma alícuota, dar el paso adelante que han atesorado estos últimos años desde las atalayas de sus cargos institucionales. El alcalde de Palma, Antoni Noguera, debería asumir de una vez que su papel no es el de una ‘prima donna’ que se pasea ufana por los salones regios de su ciudad, sino el de ser el candidato de un partido aposentado desde hace muchas décadas en la política mallorquina para solucionar los problemas que padecen sus conciudadanos. En relación a la vicepresidenta del Govern, Bel Busquets, candidata ahora al Consell de Mallorca, vemos difícil hacerle entender cuál debe ser su cometido ineludible en estos momentos cruciales cuando se ha comportado en el corto espacio de tiempo de su mandato en la Conselleria de Turismo cual ‘guiri british’ perdida entre el marasmo ‘hooligan’ de Punta Ballena.
Y también es sorprendente el ostracismo que de forma voluntaria ha asumido Miquel Ensenyat. Usted, señor Ensenyat, tras presidir con solvencia toda la legislatura el Consell de Mallorca y ser, incluso, capaz de enfrentarse sin tapujos a la presidenta del Govern en el constante reclamo de reivindicaciones ante los gobiernos de España para conquistar mejoras en la calidad de vida de todos los baleares, debe ahora –ni lo dude– encabezar todas aquellas acciones que pongan en primera fila de combate a su candidatura.
Todo lo dicho anteriormente, sin embargo, se suma a algunos episodios de su propio partido, señores de MÉS per Mallorca, que desde el simple punto de vista de la ciudadanía no han podido ser digeridos sin provocar antes arcadas de rechazo. Por ejemplo: ¿en qué cabeza cabe que dos personas de la valía política, profesional y social como han sido y son Biel Barceló y Pere Muñoz hayan sido defenestrados de sus cargos institucionales y de sus propias candidaturas por ustedes mismos? Es incomprensible como han lanzado a los leones a dos valores históricos y actuales como los que representan Barceló y Muñoz.
Bueno, incomprensible sería en el ámbito de un partido normal. Pero no tan incomprensible en uno como el suyo en el cual a los enemigos los tienen dentro. Nos referimos, ustedes enseguida lo han adivinado, a ese grupo de advenedizos que se han enseñoreado de MÉS per Mallorca tras haber destruido al Partido Comunista, primero, y a Esquerra Unida, después, y que encabeza la aún consellera Fina Santiago, entre otros. Como dice el aforismo castellano: para que queremos enemigos si estos son nuestros amigos.
Recordemos que en los momentos más críticos de la legislatura, la lealtad de Santiago y sus mariachis ha brillado por su ausencia. Cuando algunos oponentes políticos, de forma interesada, quisieron socavar los cimientos de MÉS por Mallorca se encontraron con la ayuda inestimable de la consellera para humillar de forma inmisericorde el buen nombre de Biel Barceló y Pere Muñoz. Una estrategia vitriólica que después se repitió al intentar debilitar la candidatura del propio Miquel Ensenyat a la presidencia del Govern enfrentándose a él en unas primarias sin pies ni cabeza y que, afortunadamente, los antiguos militantes del PSM pudieron reconducir con cierta solvencia.
Llegados a este punto, nos permitiremos reproducir la fábula que sobre lo que es y representa Fina Santiago planteó un militante de MÉS per Mallorca en una reciente asamblea local de su propio partido. Decía el narrador que Santiago es como el escorpión que, rodeado por un incendio, sin saber nadar y ante la única escapatoria de cruzar un río, pidió encarecidamente a la rana que le transportara sobre su lomo. La rana, conociendo las debilidades del escorpión y su tendencia innata a destruir todo lo que toca, se negó. Pero, ante las súplicas del escorpión, finalmente accedió compadecida la inocente rana. Ya a mitad del río, el escorpión no pudo substraerse a su propia naturaleza y lanzó su dardo envenenado sobre la rana. Ahogándose el escorpión en el río y muriendo envenenada la rana, ésta le recriminó al mentiroso asesino: “¿Por qué lo has hecho? Me has matado y tú también vas a morir”. A lo que el escorpión, en sus últimas bocanadas de vida, le respondió: “Yo soy así, no lo puedo remediar”. Tras eso, el militante de MÉS per Mallorca concluyó: “Nuestra Fina es como el escorpión. No lo puede remediar, ella es así. Aunque nos asegure que no lo volverá a hacer más y aunque finalmente también se destruya a ella misma, antes nos habrá destruido a todos nosotros, que la habremos creído y nos habremos dejado engañar”.
Señores de MÉS per Mallorca:
Son ustedes necesarios para la sociedad balear. Sus principios ideológicos, su devenir histórico y sus realizaciones institucionales les avalan. Deben asumir ya de forma eficiente y clara su auténtico protagonismo. No se achanten. Luchen por lo que se merezcan… y no se crean nunca más a los escorpiones. A los escorpiones lo que hay que hacer es, simplemente y sin remordimientos, apartarlos.