Así, de los más de 406.000 varones mayores de 25 años censados en las Islas Baleares, 81.000 sufrirían disfunción eréctil.
En los meses de verano una mayor relajación, la posibilidad de compartir más tiempo con la pareja y la mayor exposición solar, propicia los encuentros sexuales y pone de manifiesto la dificultad para conseguir una erección adecuada.
Los especialistas disponen de tratamientos eficaces para la disfunción eréctil adaptados a las particularidades de cada hombre. Actualmente existen tratamientos orales y los que se administran directamente sobre el pene, entre los que están los intrauretrales y los tópicos, cuyos efectos sistémicos son prácticamente inexistentes. Todos ellos deben ser recetados por el médico y algunos están financiados por la Seguridad Social.
La disfunción eréctil produce inseguridad en el hombre, llegando incluso a evitar mantener relaciones por miedo a que su pareja detecte el problema. La pareja tiene un papel activo en la detección de la enfermedad y debe acompañar al hombre en la solución de su problema.
El médico de atención primaria es el primero en la línea de diagnóstico y debería prestar especial atención en sus revisiones a los hombres de mediana edad, o a aquellos que padezcan alguna de las enfermedades asociadas, ya que el paciente, en la gran mayoría de los casos, no va a abordar el problema de manera directa, se estima que tan solo el 20% de los afectados consulta con su médico. De haber un caso claro se derivaría al urólogo o andrólogo.
A partir de los 45/50 años el hombre debe someterse a controles anuales para detectar posibles problemas relacionados con su salud sexual, como la disfunción eréctil. Sólo su médico está capacitado para diagnosticar el problema y tratarlo.