Se cumplen cinco años de la fatídica torrentada que anegó el levante de Mallorca y acabó con la vida de 13 personas, entre ellas, la de un niño: Arthur de seis años. Precipitaciones de hasta 260 litros por metro cuadrado desbordaron este torrente y provocaron la mayor catástrofe natural ocurrida en las islas. Ahora un lustro más tarde se han subsanado los daños materiales, pero en los vecinos sigue la cicatriz, el dolor y el duro recuerdo de la tragedia. Por lo que piden que se lleven a cabo actuaciones para evitar que vuelva a pasar.
Como si del fin del mundo se tratase. El 9 de octubre de 2018, entre las 19h y las 19:15h, el caudal del torrente de Sant Llorenç se desbordó por la fuerza de las lluvias y alcanzó los 4,5 m de altura. Pasó de 70 metros cúbicos por segundo hasta los 513 en solo 15 minutos. El agua avanzaba a una velocidad de 50 kilómetros por hora. Era Imparable. El municipio, de unos ocho mil habitantes, quedó arrasado por el agua.
Una torrentada que acabó con la vida de trece personas. Entre ellas, la del pequeño Arthur de 6 años, que fue localizado tras ocho días agónicos de búsqueda. La riada también destrozó 340 viviendas y siniestró más de 300 coches. De hecho, los daños materiales se cifraron en más 91 millones de euros. Los vecinos de Sant Llorenç, todavía con lágrimas en los ojos, recuerdan ese fatídico día.
Sin embargo, cinco años después de la torrentada ninguna de las grandes obras de urgencia que debían realizarse para evitar otra inundación de dimensiones similares se han llevado a cabo. Siendo esta una de las principales reclamaciones de los vecinos de Sant Llorenç.
Además los vecinos que viven con el temor que algo parecido pueda volver a ocurrir o simplemente con el miedo a que un día pueda llover con gran intensidad.
Pero hay que recordar que entre tanta desolación y tristeza, en esos días hubo un atisbo de luz y esperanza. Más de dos mil personas se inscribieron como voluntarias para ayudar al resurgir de Sant Llorenç. Porque la torrentada convirtió el Llevant en el corazón de Mallorca. Porque hasta en algunos carteles que colgaban en las pocas paredes que aún se mantenían de pie se podían leer: 'no somos una isla somos una familia'.
Además de los vecinos, Fibwi Televisión también ha podido hablar con el alcalde de Sant Llorenç, Jaume Soler, para saber cómo vivió aquel trágico 9 de octubre de 2018. Soler pone en valor que los principales proyectos para realizar mejoras se están desbloqueando. "La verdad es que fue un día muy complicado desde el punto de vista personal y municipal. La verdad es que no es agradable recordar estos días tan complicados. Los estudios nos marcaban hasta 57 puntos críticos. Poco a poco se han ido solventado los problemas que eran competencia del Ayuntamiento de Sant Llorenç y nos faltan los proyectos más importantes que ahora parece que se están solucionando", ha asegurado Jaume Soler.
Por otro lado, el exalcalde del municipio, Mateu Puigrós, también ha recordado lo ocurrido hace cinco años, un suceso que fue imprevisible para todos."Lo vivimos de una manera muy extraña. Nadie se esperaba esto. Además, no hubo ningún comunicado de que había un diluvio por parte de algún organismo oficial. Fue una sorpresa que se convirtió en tragedia. El hecho de que hubo 13 víctimas no nos cabía en la cabeza", explica el exalcalde de Sant Llorenç.
