Una deflactación o reducción en el tramo autonómico de este último tributo por la que también ha apostado finalmente el Gobierno del barón socialista Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana, quien eso sí, se niega a suprimir el gravamen sobre el patrimonio.
Una decisión que rompe la pretendida imagen de unidad proyectada por el PSOE hasta la fecha. a pesar de que el PNV, su socio de gobierno, ya había tomado esta iniciativa en el País Vasco con el apoyo del Partido Socialista de Euskadi.
Esta fisura en el plano fiscal entre las filas socialistas se ha convertido en terreno abonado para el Partido Popular, quien con Isabel Díaz Ayuso al frente, ha liderado desde un primer momento este debate sobre los impuestos.
Un debate que también ha llegado a Baleares, donde la presidenta Armengol centra su postura de rechazo a la política fiscal que proponen los populares por el apoyo que éstos dan a la supresión del impuesto sobre el patrimonio.
Una estrategia de defensa que permite al Govern centrar la atención en un impuesto que solo afecta en Baleares a poco más de 8.000 personas, evitando así tener que ahondar en la otra propuesta de reducir el tramo autonómico del IRPF a la actual situación inflacionista. Una medida, que según muchos expertos, reportaría más ingresos a la administración a través del IVA.
Todo, mientras, precisamente en Palma, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, volvió a reiterar la necesidad de reducir al 4 por ciento el IVA de los alimentos básicos de la cesta de la compra.