Los residentes de la plaza del Vapor, calle Sant Magí y las calles de alrededor denuncian que durante este pasado fin de semana tiempo en que las discotecas se han mantenido abiertas, han tenido que soportar peleas, gritos, sexo, droga en la calle y desmadre en general. Unos acontecimientos que no les dejan descansar.
La vecina y miembro de la Associació de Veïns Barri Cívic de Santa Catalina, Montse Juan, ha advertido que "personas bajo los efectos del alcohol a los que les da igual gritas o chillar a altas horas de la madrugada y les da igual si detrás de las paredes hay vecinos que intentan descansar".
Las calles amanecieron con orines en numerosos rincones, botellas de cristal rotas por el suelo y otros restos de botellones acumulados desde hace días. Fueron cientos de personas que se congregaron en la plaza principal lo que provocó un escándalo que hizo que los vecinos tuvieran que llamar a la policía que acudió para dispersar a la multitud, en el caso de la madrugada del lunes la situación se repitió pero esta vez sin presencia policial.
Los vecinos de la zona consideran que la presencia policial no es la solución ya que no pueden tener un Policía en cada esquina, ni todas las noches. "La presencia policial ha ayudado un poquito, pero no es la solución, no son eficaces", lamenta Montse Juan.
Exigen el cierre de los negocios que incumplan la normativa, consideran que estos deberían estar en zonas de extrarradio no habitadas para no molestar a nadie ya que generan un grave problema de salud pública, claramente incompatibles con un barrio residencial que clama “Silenci, Respecte i Civisme”.
