Encontrar a alguien con los ocho apellidos baleares es una labor prácticamente imposible. De hecho, casi la mitad de los habitantes de la comunidad no tienen ni uno de apellido balear, ya que han nacido fuera de las islas. En cifras: el 46 por ciento de la población es forastera o extranjera, la cantidad más alta de toda España.
En el lado contrario de las estadísticas, los baleares somos los más enraizados en nuestra tierra, los que menos emigramos a otras comunidades o a otros países. El 91,5 por ciento de los nacidos aquí no se han trasladado a vivir fuera de las islas.
En otras comunidades autónomas esta no es la tónica, sino todo lo contrario. A la estabilidad de los baleares en su tierra se contraponen Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León, donde 1 de cada 3 nacidos allí se ha ido a otro sitio. Una situación mucho más exagerada en Melilla, donde prácticamente la mitad de los melillenses de nacimiento han salido de la ciudad africana para instalarse en otro sitio.
Y, para cerrar el círculo, destacar que, entre todos los residentes actuales en Baleares que no han nacido aquí, destacan los andaluces, con casi 90.000 inmigrantes. Les siguen, ya más lejos, 38.000 catalanes y 23.000 madrileños. Por lo que se refiere a extranjeros, los más numerosos son los marroquíes, con 30.000 personas censadas.