"En un primer momento, los fabricantes solicitaron que no se aplicara esta medida en 2021, para poder paliar -o al menos intentarlo- el bajo nivel de ventas de 2020 a causa del coronavirus y la reducción de desplazamientos. Pero ahora, una vez acabe la moratoria del Gobierno en 2022, el impuesto de circulación afectará a nueve de cada diez conductores que opten por comprar un nuevo vehículo", revela Eduardo Clavijo, CEO de Idoneo.com.
Esta nueva normativa, conocida como WLTP por sus siglas en inglés (World Harmonized Light-duty Vehicle Test Procedure), afectará directamente al impuesto de matriculación, una tasa nacional que se abona antes de retirar el vehículo del concesionario y que se calcula en función de las emisiones contaminantes homologadas.
Hasta ahora, solo estaban obligados a pagar el impuesto aquellos coches que emitieran más de 144 gramos de CO2 por kilómetro recorrido. A partir de 2022, el tope se reducirá hasta los 120 g/km de CO2. A su vez, el tramo más alto de gravamen para el impuesto (14,75%) también bajará, pasando de los 240 g/km de CO2 actuales a 200 gramos de CO2 por kilómetro recorrido.
"A día de hoy, el 60% del mercado está exento de pagar el impuesto de matriculación. Con la llegada del próximo año esta situación cambiará por completo, pues solo el 7% de los nuevos vehículos estará por debajo del tope establecido por la normativa", advierte el experto.
Por tanto, y dado que la mayoría de los vehículos que se venderán a partir de este próximo 1 de enero están por encima de los límites exentos de pagar el impuesto de matriculación asociado a las emisiones contaminantes, la mayoría de los coches serán más caros.