El aumento de llamadas se debe en parte a los impactos en la salud mental y emocional provocados tanto por la pandemia como por los problemas personales. Casi el 60% de los llamantes experimentan dificultades psicológicas o psiquiátricas. La soledad, la depresión, los trastornos de ansiedad, las crisis vitales y el riesgo suicida son algunas de las principales problemáticas que afectan a quienes llaman, generando graves repercusiones en su bienestar emocional y mental. "Todos estos problemas reflejan que hay gente muy sensible y vulnerable que necesita ayuda", asegura Lino Salas, portavoz del Teléfono de la Esperanza en Baleares.
Se han identificado diversos casos urgentes: 32 mujeres víctimas de maltrato, 27 ancianos con dificultades de movilidad y aislamiento, 6 hombres confesando comportamientos abusivos hacia sus parejas, 36 personas lidiando con la superación de un duelo, y 92 individuos con conductas adictivas, especialmente relacionadas con el alcohol, otras sustancias, adicciones al juego y al uso excesivo de pantallas.
Ante el creciente número de llamadas, Teléfono de la Esperanza ha hecho un llamamiento urgente en busca de más voluntarios. En el transcurso de este año, 20 personas han iniciado su proceso de formación y cinco han completado la rigurosa formación se requiere para atender llamadas.
Cabe recordar que cualquier persona que lo necesite puede llamar al 971 46 11 12, disponible a cualquier hora todos los días del año.