En una sencilla hoja de papel reciclado, de propia mano, escrito con bolígrafo azul y con los reglones ligeramente torcidos bajo el peso de la edad, aunque con la caligrafía clara pese a la injusticia, Pau Rigo ha remitido a los medios de comunicación un escrito en el que refleja sus sentimientos más personales ahora que debe enfrentarse, de nuevo, al banquillo de los acusados.
Arranca, literalmente, agradeciendo a unos y lamentando la insensibilidad de muchos otros: “Quiero agradecer a los medios de comunicación, redes sociales y personas amigas y conocidas el apoyo que han demostrado a mi persona en unos momentos muy difíciles. Lástima que este sentimiento de empatía no haya aparecido, de forma mayoritaria, en los juzgados donde ha habido algunas personas que me han ayudado. También quiero agradecer su actitud hacia mí”.
Y, a continuación, el anciano de Porreres asaltado y golpeado en su propia casa expresa -pese a todo- sus esperanzas: “Como dice el refrán: Dios aprieta, pero no ahoga… aunque a mí me parece que aprieta bastante. Soy una persona de natural optimista y espero que se haga justicia. Un abrazo de todo corazón y muchas gracias”.
Un optimismo, el de Pau Rigo en su manuscrito, que debe enfrentarse ahora a la realidad de una nueva vista y la repetición de todo el juicio en una fecha aún indeterminada y que desde la Audiencia Provincial de Baleares temen que se celebre, como muy pronto, a mediados del año que viene.