Pero eso no era una excepción. Cuando el día acababa de arrancar, en Llucmajor, Son Bonet de Marratxí, el Campus de la Universitat, Campos, Pollença y Andratx -es decir, en toda Mallorca- los termómetros ya habían superado los 27 grados. El preámbulo de otro día en el que las máximas superan ya los 37 grados en las zonas interiores y más alejadas de la costa, como Binissalem, Sineu y sa Pobla.
Así se viven los días, pero es que las noches son tropicales camino de tórridas. Es decir, con mínimas que no bajan en ningún momento de los 20 grados y máximas que superan los 25.
Y todo ello a finales del mes de junio, lejos del tradicional punto álgido del calor en Baleares que se registra, habitualmente, entre los últimos días de julio y los primeros de agosto. Es decir, este 2023 el calor máximo se ha adelantado exactamente un mes.
Una situación que se prolongará todo lo que queda de la semana. El viento que sopla de componente sur a 1.500 metros de altitud está arrastrando hacia el Mediterráneo Occidental y las Islas Baleares una amplia masa de aire cálido sahariano del norte de África, además de polvo en suspensión.
Por tanto, se mantendrán las alertas amarillas por calor fuerte y no se descarta que, en algún momento, se active la naranja.
Así, la revetl·la de Sant Joan será, este año, tremendamente calurosa.