El Ballet de Moscú, que debía interpretar la obra ‘La Bella Durmiente’ el próximo 18 de abril en el Auditorium de Palma, ha suspendido sus funciones. De hecho, ha sido la propia empresa que organizaba el evento la que ha decidido anularlo ante el temor de un posible boicot del publico o de protestas ciudadanas frente al recinto artístico del Paseo Marítimo de Palma.
La bailarina principal del Ballet de Moscú, Cristina Terentiev, no es rusa, sino moldava y ya está preparando otro grupo de bailarines no rusos para retomar la gira.
También el deporte balear asume el boicot. 29 regatistas de Rusia y Bielorrusia que estaban inscritos en el Trofeo Princesa Sofía de esta próxima Semana Santa en Palma han sido vetados por la Federación Española de Vela y no podrán desplazarse a Mallorca.
Paralelamente, los grandes yates de los oligarcas rusos también están en el punto de mira de las autoridades europeas. Mientras el Gobierno de España ha pedido que los clubes náuticos informen de la nacionalidad de las embarcaciones que amarran en sus instalaciones, para tenerlos controlados en todo momento, Alemania y Francia han ido un paso más allá.
En Marsella el gobierno de Macron ya se ha incautado del buque ‘Amore Vero’ del oligarca Igor Sechin y en Alemania se ha procedido igualmente con el yate ‘Alibar’ de Alisher Usmanov.
Estas iniciativas podrían repetirse en nuestras aguas, habitualmente surcadas por grandes yates de los magnates que se han beneficiado de los oligopolios organizados por Putin, como ya se ha evidenciado por el caso del ‘Lady Anastasia’, buque de recreo que fue boicoteado en Port Adriano por un marinero ucraniano.