En concreto, según datos oficiales de la conselleria, han sido 8.072 los residentes en las Illes Balears que hasta el viernes pasado han decidido, al fin, dar el paso adelante y vacunarse, con una media diaria de 676 primeras inoculaciones. El día máximo de inyecciones puestas fue el jueves de la semana pasada, con un total de 943 inmunizados con una primera dosis.
Estas cifras contrastan con la de personas residentes en Baleares que aún no se han vacunado con ninguna dosis. Si poco más de 8.000 son los que ahora se han decidido a dar el paso, quedan cerca de 152.000 a los que aún se les espera.
Reconocido por la propia consellera de Salut, Patricia Gómez en rueda de prensa celebrada el pasado 25 de noviembre, en las islas ese día había 220.000 personas con tarjeta sanitaria en el Servicio Balear de Salud que no se habían vacunado. 23.000 de ellas habían rechazado de plano inmunizarse.
Redondeando cifras, la propia consellera añadió que, además, desde su departamento suponen que otras 40.000 personas que están registradas en los servicios públicos de sanidad de Baleares realmente no residen aquí habitualmente, sino que lo hacen en la Península o, incluso, en algún país extranjero. En este ámbito, también supuso la consellera Gómez, sin aportar ninguna prueba concluyente, que estas 40.000 personas podrían haberse -o no- vacunado en esos lugares de residencia y no en Baleares.
Si a la cifra de 220.000 personas que no se han vacunado restamos la de los 23.000 que se niegan a hacerlo en redondo y los, más o menos, 40.000 que podrían haberlo hecho -o no- en otras comunidades o países, y los poco más de 8.000 que ya lo han hecho desde que se ha anunciado que el pasaporte Covid es obligatorio, quedan 152.000, aproximadamente, baleares aún sin vacunar.
Al ritmo máximo actual de inoculaciones, y si todas estas personas se decidieran a ser inmunizadas, tardaríamos 217 días en vacunar con una sola dosis a todos los no vacunados, más o menos 8 meses.
Recordar que, por un lado, el Govern está estudiando reabrir vacunómetros para acelerar el proceso de inoculación masivo de dosis y, por otro, que en estos momentos se están produciendo colas de más de 2 horas en el centro de vacunación de Son Dureta por la acumulación de personas que solicitan la primera dosis.
El propio Govern ha reconocido que la obligatoriedad del pasaporte Covid para realizar determinadas actividades no es más que un subterfugio para incentivar a una parte importante de la población a vacunarse. A aquella que sin el pasaporte ve en peligro no su propia vida o la de los que le rodean, sino sus relaciones sociales, su salir a tomar copas o su pasar las horas en bares y restaurantes.
