Así lo ha explicado la regidora de Modelo de Ciudad, Vivienda Digna y Sostenibilidad, Neus Truyol, en una rueda de prensa. El plan también supone limitar nuevas licencias de restaurantes y otros establecimientos en el barrio --se establece un máximo de tres por cada 100 metros-- y establecer unas normas concretas para las nuevas edificaciones.
Además, se han identificado calles en las que podrían implantarse restricciones de circulación --por ejemplo, permitiendo circular sólo a residentes o vehículos de emergencias--.
Este plan irá al pleno de la próxima semana para su aprobación inicial, con lo que ya estará en vigor durante noviembre.
El objetivo principal de este plan es preservar la personalidad y singularidad del barrio, además de mejorar el espacio público y facilitar la convivencia. Según ha explicado Truyol, hasta ahora el barrio se regía por el planeamiento genérico y consideraban necesario dictar normas especiales.
El plan cataloga nuevos edificios del barrio --hasta ocho-- y las fachadas de 46 edificios mediante una nueva figura de protección.
Además, se determinan las alturas máximas de nuevas edificaciones: por lo general, serán de planta baja más dos plantas, aunque en algunos puntos --como los alrededores de la plaza Progreso o en la calle Caro-- se podría permitir una altura más. El objetivo es evitar grandes edificios de viviendas con alturas mucho mayores a las del resto.
También se unifica la profundidad de las edificaciones --la distancia que se puede ocupar desde la línea de calle-- y se protege el interior de las isletas, en las que no se podrá construir. También se elimina la exigencia de que los chaflanes sean de cuatro metros y se promueve las esquinas redondeadas características de la zona.
Igualmente, se determinan los materiales que se pueden utilizar en la construcción y la composición de las fachadas.
Por otro lado, el plan supondrá cambios en el tráfico dentro del barrio. La novedad más destacada afecta a la plaza Progreso, que actualmente atraviesa una calle ancha (Comte de Barcelona) que "rompe la plaza y el barrio en dos", según la regidora.
El Ayuntamiento quiere "transformar la plaza en un espacio de encuentro" suprimiendo la "barrera" que supone tener tráfico de por medio, con diferentes líneas que se concretarán en el proyecto urbanístico.
En cualquier caso, no habrá tráfico rodado en la plaza, y se tendrá que trasladar a las calles laterales. Según Truyol, "hay estudios que determinan que es posible y que no supondrá problemas". También se contempla ampliar aceras y proteger el arbolado existente, y crear aparcamientos subterráneos en plaza Progreso y calle Industria.
Por otro lado, se han identificado calles "en las que el tráfico es necesario" y otras "donde sería posible y deseable que fuera restringido", ya sea sólo a residentes o sólo a vehículos de emergencias. Truyol ha defendido que con esas restricciones los vecinos ganarán en calidad de vida, por disponer de más espacio para peatones y árboles y disminuir el ruido.
El plan también implica una ordenación de usos y de la actividad económica, con la intención de potenciar "una mezcla de usos": "Que la actividad económica exista pero tenga una diversificación que ayude a la buena convivencia", ha señalado la concejal.
En este sentido, se aplicará una delimitación de tres establecimientos públicos en un radio de 50 metros alrededor de uno ya abierto, para evitar "la masificación que se ha producido" en algunos puntos.
Los establecimientos actualmente abiertos seguirán funcionando mientras mantengan la licencia --que se puede traspasar--, pero si ésta caduca o se da de baja, se podrá ver reducido el número de licencias en la zona.
Asimismo, el plan introduce estándares estéticos para los rótulos y mostradores de los establecimientos.