Cada día acuden al convento, situado en el centro de Palma, 270 personas a recoger un bocata. Un bocata que para muchos es su único alimento que consumen al día.
El padre Gil Parés, superior del Convent dels Caputxins, ha explicado que "antes de la pandemia atendíamos gente de la calle, alrededor de 100-150 personas, dependiendo de las circunstancias y a partir de la pandemia ha cambiado mucho" y ha añadido que "los primeros días de confinamiento hubo una bajada pero después llegamos a 200 usuarios y en estos momentos tenemos 270 personas que vienen cada día a recoger un bocadillo".
El padre Gil Parés reconoce que la generosidad de la gente, a través de los donativos, se ha visto incrementada. Pero no niega que nos encontramos ante una situación complicada y que no es fácil para nadie.
"Es duro porque ves a mucha gente nueva. Los que conoces sabes su realidad y sabes que puedes ayudarles. Pero a veces vienen familias con niños y esto te afecta porque dices que estas personas necesitan algo más digno" y añade que "muchos de ellos realizaban trabajos precarios, no legales y se han quedado sin nada".
En este sentido, el superior del Convent dels Caputxins ha advertido que "inicialmente nosotros ayudábamos a gente de la calle, pero en estos momentos estamos ayudando a gente de todo tipo".
Cada vez hay más gente en Palma que pasa hambre.
