En el pantanoso lodazal purulento que ha provocado la pésima gestión económica de la crisis sanitaria del Covid-19 están emergiendo demasiados casos que nos impelen a la sospechosa certidumbre de que algo huele a podrido en su Gobierno.
En una primera estimación basada en investigaciones periodísticas provocadas por la intensa opacidad que nos está imponiendo su equipo de colaboradores más cercanos, se ha calculado que al menos, por ahora y hasta el momento de redactar esta Carta, se han pagado desde su Gobierno y con el dinero de los impuestos que pagamos todos los españoles más de 550 millones de euros en compras directas de material sanitario a proveedores ubicados en China.
550 millones de euros –por ahora y hasta ahora– desembolsados, presuntamente y a la espera de una necesaria investigación independiente y oficial, a través de contratos adjudicados sin publicidad, sin acreditación objetiva de las empresas suministradoras ni de los fabricantes, sin fiscalización de la Intervención del Estado y sin participación ni de auditores contables ni de técnicos financieros de capacidad contrastada de ningún tipo ni condición.
Como mínimo, por tanto, más de 550 millones de euros públicos españoles se han otorgado a dedo no se sabe a quién y tampoco por quién.
Acotamos y apostillamos: seguro que aquellos que se están forrando a costa de todos nosotros sí que saben quién es el pardillo que paga esta fiesta o, incluso peor, quién es el pirata que se está llenando pantagruélicamente los bolsillos poniendo, además, en serio peligro la vida y la salud de miles de nuestros profesionales sanitarios.
Señor Sánchez:
En estos días en los que debemos nadar boqueando entre ingentes cantidades de fake news y falsedades telemáticas que contaminan nuestros terminales de Internet y embarran las redes sociales, es necesario hilar muy fino antes de hacer estas afirmaciones que le acabamos de aportar. Efectivamente, en los foros de WhatsApp, Telegram, Facebook, Twitter, Youtube y muchos más hay, y perdona la expresión, mucha mierda. Pero también muchas verdades que esta misma mierda nos impide ver.
Un primer botón de muestra de estas verdades incuestionables y contrastadas: el Gobierno de España –su Gobierno de usted, señor Sánchez, y de Pablo Iglesias– incumple, según denuncian prestigiosos profesionales de la judicatura, la ley vigente de forma reiterada y amparándose en la declaración recurrente y continua del estado de alarma. Y lo hace al no publicar ni uno solo de los contratos firmados con empresas y proveedores de material sanitario de la China por parte del Ministerio de Sanidad ni en la Plataforma de Contratos del Estado ni en el Portal de Transparencia de su propio ejecutivo. Es decir, aquello de la necesaria luz y de los imprescindibles taquígrafos para ilustrar de objetividad a los gastos del Estado es ahora, gracias a usted, una auténtica filfa.
Un segundo botón de muestra, don Pedro: las mascarillas protectoras sanitarias más falsas que un euro de madera fabricadas, presuntamente, por la empresa china Garry Galaxy y compradas con toda seguridad a través del intermediario también chino Hangzhou Ruining Trading por 31,3 millones de euros entre el aeropuerto de salida en el extremo oriente y el de llegada en Madrid ha dejado una pingüe comisión aún sin especificar en la cuenta corriente de otro intermediario, en este caso español: la empresa FCS Select Products. Rascando en los archivos del Ministerio de Justicia de su propio Gobierno –no hay que ser muy listos para hacer esto– descubrimos que la administradora de esta empresa, que responde a las siglas M.D.C., fue denunciada y condenada por estafa a 10 meses y 16 días de prisión en 2015. Una empresa, por cierto, cuya especialidad hasta ahora era el márquetin especializado y dirigido a fabricantes de bebidas alcohólicas en general y de ginebra y vodka en particular. Intenso aroma a podrido en su Gobierno, señor Sánchez.
Pero hay más. No se retire, don Pedro, que seguimos.
Esta misma semana, los profesionales periodistas que ejercen su oficio amparados por la libertad propia que caracteriza a los medios de comunicación privados –lo que están haciendo los gerifaltes de las televisiones públicas en estos momentos de pandemia coronavírica da para otras reflexiones y escritos futuros– han descubierto que se han abonado a la empresa MJ Steps sin que se conozca de forma fehaciente ningún tipo de control previo ni fiscalización profesional alguna otros 5,3 millones de euros de dinero público del Ministerio de Sanidad de todos los españoles en hisopos, más conocidos popularmente como bastoncillos sanitarios.
Además de, una vez más, haberse hecho esta adjudicación millonaria a dedo, sin concurso público y sin la deseable concurrencia de varios posibles proveedores, ahora sabemos que no consta en ningún sitio ningún domicilio fiscal de la autodenominada empresa MJ Steps, no está dada de alta en ningún registro de actividades especializadas del ámbito sanitario, tampoco consta domicilio postal y, una vez descubierto el pastel en los medios de comunicación plurales, en su página web de Internet MJ Steps incluyó una referencia postal que realmente corresponde a otra empresa. Otra empresa que, al ser consultada, ha mostrado su extrañeza e indignación por esta usurpación de datos y personalidad y ha puesto el caso en manos de sus abogados para una inminente denuncia penal.
Y si todo esto ya de por sí es indignante, también es descacharrante saber que la susodicha empresa MJ Steps, que se ha embolsado 5,3 millones de euros a cambio de unos bastoncillos sanitarios que deben servir para hacer las pruebas reactivas del Covid-19, realmente está especializada en la importación desde la China de un rosario de especialísimos productos, como son las socorridas gafas de sol de todo a cien y los zapatos (chanclas) de plástico infantiles propias de baratillo.
Resumamos, presidente: un suculento pastel económico de 550 millones de euros en suministros farmacéuticos y sanitarios adjudicados sin ningún control y a empresas que no son más que un nombre exótico sobre una hoja de papel. 550 millones de euros en mascarillas, guantes, gafas de protección, buzos, batas, gorros y calzas que deberían –y deben– proteger del contagio a miles de profesionales sanitarios del servicio público de salud, de las residencias de ancianos, de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, de los servicios municipales de atención a los desvalidos y de limpieza… 550 millones de euros que no sabemos a ciencia cierta a quién se han pagado y por qué se han pagado.
Señor presidente del Gobierno de España:
Ni la pandemia asesina, ni la excepcionalidad del momento, ni el estado de alarma, ni la premura, ni nada de nada justifica estar de brazos cruzados ante los incontestables testimonios que iluminan con la sospecha la oscuridad que ha marcado la retahíla de transacciones comerciales multimillonarias que se han establecido entre su Gobierno, su Ministerio de Sanidad y los proveedores de la China.
Es necesario saber que ha pasado. Es necesario publicitar todos los detalles de este estipendio masivo de millones. Es necesario que la ciudadanía sepa aquello que, como españoles, la Constitución les otorga.
Tiene usted la suerte, don Pedro, de que la oposición siga sesteando cómodamente instalada en las poltronas y los suculentos salarios que cobran desde las inútiles instituciones políticas que hoy en día, en medio de la pandemia, han demostrado que no son más que decorados de obras de teatro vacías de todo contenido e interés.
Pero, con suerte o sin ella, debe usted inmediatamente trasladar a la Fiscalía del Estado todas las informaciones que le acabamos de aportar. Es necesario que, después, los fiscales ejerzan sus funciones, abran expedientes, interroguen, analicen documentos y establezcan líneas de trabajo. Y si todo esto conduce a la interposición de denuncias penales por presuntos delitos de estafa, apropiación indebida y cohecho, pues que así se haga en cumplimiento del principio universal de la Justicia.
Don Pedro:
Puede ser que pase usted a la historia como el presidente del Gobierno de España que no hizo todo lo que debería haber hecho para evitar la explosión asesina de la pandemia coronavírica en nuestro país. Y con ello cuelgue su retrato en la galería de nuestros gobernantes incapaces junto a los de Mariano Rajoy, Rodríguez Zapatero y, remontándonos en el pasado, los del rey felón Fernando II y el hechizado Carlos II. Esto puede ser.
Pero está usted también a punto de pasar a la historia como el presidente del Gobierno de España que pasó a la historia por permitir que 550 millones de euros de todos los ciudadanos se escurriesen entre los dedos del control público y acabaran en los bolsillos de los tóxicos mercachifles salvapatrias.
Este es su avatar, señor Sánchez. Decida. Puede usted hundirse y ser uno más en el fango apestoso del pantanal de los que han malgobernado España… o no. Y evitarlo es tan fácil como descolgar el teléfono y llamar a la Fiscalía del Estado. Hágalo. Los españoles se lo merecen y se lo reclaman.