La muestra, formada 45 obras de arte, es una pequeña muestra rememorativa de la trayectoria artística que tuvo el pintor valenciano afincado en Mallorca y que, según afirman sus familiares, creó desde el alma, desde la mirada de su alma.
Miguel Aguilar y Villalonga (1936-2018) estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Aldaya con maestros como José Constant, José Ruiz Ferrandiz y Ramón Rives pero a los 30 años se mudó a Mallorca.
Siempre mostró una especial inclinación por el paisaje y por captar las marinas y pueblos del interior de la isla, recreándose en la luz, el color, las formas y los ritmos. Pero también atravesó una etapa de su carrera caracterizada por el hiperrealismo de frutas y naturalezas muertas, reflejo de su formación como miniaturista.
El artista expuso en Valencia, Mallorca, Catalunya y Nueva York y obtuvo varios galardones como el primer premio del Certamen Internacional de Pintura ciudad de Felanitx, la medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Palma o la medalla de Honor de la Fundación Estrada Saladich de Barcelona.