En Palma, por ejemplo, aparte de importantes monumentos y edificios relevantes, tenemos un elemento arquitectónico muy arraigado a la ciudad, especialmente en la zona del Eixample, como son los bordillos de piedra viva.
Un elemento que desde hace más de 100 años está presente en las calles de Ciutat y que ahora el Ajuntament de Palma ha decidido quitar, no sabemos muy bien porqué.
Una decisión que no ha gustado nada a los vecinos, ni a entidades como ARCA y Palma XXI, que acusan al consistorio de no tener ningún tipo de "sensibilidad patrimonial ni sentido común".
Así, la vicepresidenta de ARCA, Àngels Fermoselle, ha advertido que "ya hubo esta polémica hace años y la gente se indignó muchísimo. Por entonces, se consensuó que no volvería a pasar" y ha añadido que "se acordó que si se realizaban obras de mejora después se volvían a colocar en su sitio original".
En este sentido, Fermoselle ha criticado que "resulta que el Ajuntament vuelve a hacer lo mismo, incluso mucho peor" y ha puntualizado que "han amenazado con hacerlo en todo el Eixample y por eso nos hemos levantado". "El bordillo de piedra debe quedarse donde está, es un elemento identificativo de nuestra ciudad", ha dejado claro ARCA.
Ante las numerosas críticas recibidas en los últimos días por esta decisión, desde el equipo de gobierno municipal liderado por el alcalde José Hila han intentado justificar sus acciones con argumentos ridículos e irrisorios que no han hecho más que aumentar la indignación ciudadana.
"Primero argumentaron que era más caro el de piedra que el de cemento, pero es que las piedras ya las tenemos", ha advertido Fermoselle, quien ha recalcado que "esto quiere decir que lo que quieren quitar".
Otro de los argumentos dados por Cort es que el bordillo resbalaba. "¿La gente en el Casco Histórico no resbala y en el Eixample sí?, seamos serios", ha asegurado Fermoselle quien ha recordado que "no hay suficiente Casco Antiguo para poner todos los bordillos del Eixample de Palma".