La presidenta de CAEB, Carmen Planas, ha señalado que “en este contexto de desaceleración lo que pedimos a las Administraciones son reformas profundas que permitan a nuestra economía mejorar la productividad y prudencia, evitando políticas económicas que afectan negativamente a la economía ya que tienen en sus manos contribuir a que la desaceleración se intensifique o a que la economía encuentre apoyos para revertir esta situación”.
De igual modo, la presidenta de CAEB ha mostrado su preocupación por el tema de los salarios señalando que “no es sostenible que los salarios sigan subiendo mientras que la productividad en Balears sigue decreciendo y se mantiene por debajo de la media y, a la vez se siguen subiendo los impuestos”. “La redistribución de la riqueza también tiene que ser sostenible y subir salarios e impuestos sin que aumente la productividad no es sostenible”.
El informe apunta como principal causa de la ralentización del crecimiento a la menor contribución efectuada por parte de los que han sido los pilares del proceso de recuperación económica, la demanda interna –fundamentalmente el consumo de los hogares– y los servicios –en particular, del ámbito turístico.
El consumo de los hogares ha crecido durante el último ejercicio a un ritmo estimado del 2,7%, un porcentaje que rebaja en cinco décimas el avance del año anterior (3,2%). Este menor empuje del consumo privado se achaca, principalmente, al agotamiento de las compras de bienes duraderos pospuestas durante la crisis, así como al efecto sobre la capacidad de gasto de las familias que está produciendo el encarecimiento de los productos energéticos –en especial, carburantes y suministros de la vivienda– y la ralentización del ritmo de creación de empleo (3,4% vs 5,5%, 2017). Desde esta perspectiva, el mayor grado de contención que muestra el consumo repercute de manera directa sobre la evolución de las ventas del comercio minorista, las cuales han registrado el incremento más reducido desde el inicio de la fase de recuperación económica (1,5%).
En relación a la inversión, se estima que la formación bruta de capital fijo ha avanzado a un ritmo medio del 3,5% durante el ejercicio, tres décimas menos que el año anterior (3,8%). Desde esta perspectiva, la inversión se ha mantenido como principal motor de la economía desde el lado de la demanda de la mano de la inversión en construcción. Así lo apuntan los datos del presupuesto correspondiente a proyectos visados de obra durante el ejercicio, que ha alcanzado el importe más elevado desde el inicio de la crisis (1.000 millones de euros).
Por el contrario, la inversión de carácter productivo ha mostrado un tono más moderado, acorde con la rebaja de las expectativas del empresariado regional, una circunstancia que se ha puesto de manifiesto, entre otros aspectos, en el menor volumen de sociedades mercantiles creadas durante el ejercicio (3.293 sociedades vs 3.498 sociedades, 2017).
Al mismo tiempo, el informe señala que los flujos de intercambios de bienes con el exterior han ayudado, al menos en parte, a compensar la menor contribución de la demanda interna. Y es que el valor de las exportaciones de bienes realizadas desde el archipiélago (1.957 millones de euros) han superado en más de una décima parte el de las importaciones (1.766 millones de euros), lo que ha representado el mayor superávit de la balanza comercial desde que se iniciaran los registros en 1995 (191 millones de euros).
Desde el punto de vista de la oferta, el menor crecimiento de la economía responde al comportamiento del sector servicios, que ha avanzado a un ritmo estimado del 2,7%, seis décimas menos que el año anterior (3,3%). El informe apunta que esta evolución se ha hecho especialmente visible en el ámbito turístico, dado que el crecimiento de la llegada de visitantes (1,6%) ha tendido a normalizarse tras varios ejercicios de una intensa trayectoria al alza (6,3%, 2017; 10,5%, 2016), debido, en parte, a la recuperación de la demanda turística que se observa en algunos de los principales destinos turísticos de la ribera sur y oriental del Mediterráneo. Con todo, el ejercicio se ha saldado con un volumen de pernoctaciones hoteleras que prácticamente iguala el máximo histórico anotado el año anterior (59,4 millones), lo que ha permitido sostener, en gran medida, el nivel de ocupación medio de las plazas disponibles (76,9% vs 78,4%, 2017).
El crecimiento de la industria, estimado en el 1,9%, se ha moderado respecto al ejercicio anterior (2,5%) en mayor medida que el conjunto de la economía y ha ampliado, por tanto, el diferencial que le separa respecto del ritmo de avance del resto de sectores del tejido productivo regional. En este sentido, la industria balear se ha visto lastrada por el retroceso que ha experimentado la producción por primera vez en los últimos cuatro años (-4,1%) y su traslación a la evolución de la cifra de negocios del sector (-2,5%).
El menor tono de la industria a lo largo del último ejercicio ha contrastado, no obstante, con el comportamiento de la actividad en el sector de la construcción, cuyo crecimiento se ha acelerado hasta el 4,7%, ocho décimas más que el año anterior (3,9%). Desde esta perspectiva, la construcción se está viendo especialmente favorecida por el aumento de la inversión que están propiciando la reactivación de la demanda residencial y la planificación de proyectos destinados a la ampliación o reforma de infraestructuras turísticas. No en vano, el presupuesto de proyectos de obra ha alcanzado el pasado año el valor más elevado de la última década tanto en el ámbito residencial (623 millones de euros) como no residencial (377 millones de euros).
La desagregación territorial de la coyuntura económica revela que, durante el último ejercicio, la tasa de crecimiento se ha moderado en mayor medida en Menorca (2,2% vs 2,9%, 2017) que en Eivissa y Formentera (3,4% vs 3,6%, 2017), lo que ha ampliado el diferencial que separa el ritmo de avance de ambos territorios. Ello se debe a que la economía menorquina se ha visto especialmente afectada por la desaceleración del sector industrial, que en Menorca tiene una importancia relativa mayor que en el resto del archipiélago, así como al menor tono que ha evidenciado la actividad turística en esta isla. Y es que Menorca ha registrado un descenso en la llegada de turistas (-1,6%) que contrasta con el leve aumento observado a nivel regional (1,6%), una circunstancia que ha repercutido, a la vez, en un menor volumen de pernoctaciones hoteleras (-3,6% vs 0%, Balears).
El informe concluye, en su apartado final, que, de acuerdo con las proyecciones de los principales organismos internacionales de referencia, cabe esperar que el actual ciclo expansivo tenga continuidad durante el presente año, aunque con un ritmo de crecimiento cada vez más moderado. De hecho, las proyecciones más recientes ponen de manifiesto que las expectativas de crecimiento se han rebajado de manera significativa en los últimos meses, especialmente en el ámbito de la zona del euro, a tenor de las revisiones a la baja efectuadas por la Comisión Europea (1,3%; -0,6 pp), el Banco Central Europeo (1,1%, -0,6 pp) o la OCDE (1%, -0,8 pp). Así las cosas, la coyuntura económica vendrá condicionada durante los próximos meses por la desaceleración de las principales economías del entorno, un hecho que se une a la incertidumbre generada en torno a la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el efecto de las medidas anunciadas recientemente por el Banco Central Europeo y el escenario resultante tras las citas electorales programadas para la primera mitad del ejercicio. En este contexto, las previsiones de crecimiento de Balears para el año 2019 se sitúan por debajo de la media española por primera vez en los últimos siete años tanto en términos de PIB (2% vs 2,1%, España) como de empleo (2,1% vs 2,2%, España).