Lo harán los deseos de cada uno de nosotros, nuestras fantasías personales pero también las colectivas. Aquellas que dependen de las decisiones de la clase política y que, de una u otra forma, condicionan nuestras quimeras.
De ello depende la economía, la educación y la sanidad de nuestros hijos, su futuro. Nuestro futuro… Y que todo aquello que deseamos consiga superar la barrera de la entelequia y se convierta en realidad.
En este nuevo ejercicio, marcado sin duda por el proceso electoral que nos espera (como mínimo seremos llamados a las urnas en elecciones europeas, autonómicas y municipales) a buen seguro seguiremos hablando de Catalunya, del 155, de violencia de género, de Andalucía y el cambio político, de revisar la Constitución, de la exhumación de Franco, de hipotecas, de un Mediterráneo letal para los inmigrantes, de monarquía, de república, de fútbol (¡cómo no!), de mujeres asesinadas e incluso de más Manada.
En Balears hablaremos de REIB, de conflicto idiomático, de educación, de listas de espera, de vehículos diésel, del alquiler social y también del turístico, de ecotasas, de abusos, de pactos de gobierno y también de desgobiernos.
Con todos los respetos para la clase política: Nada nuevo bajo el sol.
Los avances, en los últimos tiempos, tan solo se dibujan tecnológicos y, contra todo pronóstico, no juegan a favor de la práctica. De aquello que debería ser rápido y sencillo. La lenta burocracia tendría que ser ya cosa del siglo pasado y, sin embargo, sigue siendo triste actualidad.
En Balears, así como en el resto del estado, debería hablarse de inversión en I+D+I, de talento bien aprovechado, de cerebros pródigos, de una sanidad de primera, de una administración pública abierta y cercana al ciudadano, de soluciones bien planteadas, de diversidad económica, de equilibrio, oportunidades y también de nuevas tecnologías al servicio del bien común.
Seguimos anclados en el pasado. De una y otra parte. Y mientras…No avanzamos ningunos.
Nuestra lista de deseos contempla una sociedad libre, respetuosa, civilizada y sobre todo con una administración y una clase política con verdadera vocación de servicio público que facilite y allane el camino de sus conciudadanos.
¡Por un 2019 donde soltemos lastre de una vez por todas y logremos despegar!