Ya el español Juan José Linz, Catedrático de Yale, nos alertó en 1978, que el peligro puede venir por “la afinidad mayor que un partido básicamente orientado al mantenimiento de un sistema muestra con los extremistas que están a su lado del espectro político, en vez de con los partidos moderados del sistema al otro lado del espectro”. Este puede ser y es el caso en España. Pocos pensaban que el Sr. Sánchez (la tradición socialista era otra muy diferente) se atrevería a servirse de los extremistas (Podemos y nacionalistas separatistas). Y, sin embargo, ahí está, con su apoyo, en la Presidencia del Gobierno de España. ¡Alianza fatídica! Y, no sólo, como aseguró en la moción de censura a Rajoy, para convocar elecciones de inmediato. Cosa, por cierto, que no ha realizado aún. Lejos de aislar los extremismos por su izquierda, los ha legitimado y él mismo se ha hecho uno de ellos.
La realidad –por muy generoso que se sea- es que llevamos (el Gobierno Sánchez) un tiempo perdido. Casi todo lo que toca este Gobierno lo empeora. Vamos de disparate en disparate. Vamos a tener que enfrentarnos, en muy peores condiciones, a la nueva crisis económica que se avecina. Estamos atacando el sistema de libertades y politizando aún más a la justicia. El mismo Gobierno aparece como un peligro serio para la unidad de España. Se miente en casi todo, se dice una cosa y la contraria, no se asumen responsabilidades, se intensifica el enfrentamiento entre la ciudadanía, se manipula la realidad, etc., etcétera.
En estos supuestos, nos dijo el ilustre Catedrático de Yale, “cuando los extremistas se postulan como serios contrincantes electorales, los partidos moderados deben forjar un frente común para derrotarlos”. ¡Pues estamos apañados! ¡El moderado (constitucionalista PSOE) se ha pasado al bando contrario. Ante el frente popular surgido (PSOE, podemos y nacionalistas separatistas) urge la unión de los verdaderos demócratas, aunque militen en grupos y/o partidos ideológicamente distantes pero, eso sí, comprometidos en la salvaguardia de lo común a la inmensa mayoría de españoles: el sistema democrático. Esto es lo que ahora está en juego en España.
A este respecto, urge realizar una intensa pedagogía electoral que desmonte la mendaz argumentación populista y nacionalista separatista. El invocar (engañar) al pueblo, puede acabar en que éste los convierta en tiranos. ¡Y, adiós, democracia, adiós! Gran responsabilidad de los partidos más moderados y constitucionalistas y gran responsabilidad del votante.
Es más, en este orden de cosas, creo que los grupos religiosos, en concreto la Iglesia católica, puede prestar un servicio inestimable al país y a sí misma. Cuando, en los últimos tiempos, tanto eclesiástico se ha manifestado por los aledaños del extremismo (populista y separeatista), la alerta es necesaria. Si triunfase el Frente popular, se verán cercenadas libertades tan queridas por la Iglesia como la de enseñanza y la religiosa. ¿Son conscientes de ello? ¿De verdad es esto lo que propugnan para España? ¿De verdad piensan que su función estriba en alentar y sostener el separatismo? ¡Responsabilidad! ¡Coherencia, señores Obispos!