En el caso de Alaior, por ejemplo, no se acaba de entender que haya quedado fuera de financiación el proyecto presentado para resolver definitivamente el déficit de saneamiento en un núcleo turístico cómo es Son Vitamina.
El Ajuntament de Alaior considera que la carencia de infraestructuras de alcantarillado, escapes y vertidos incontrolados de agua sin depurar a la mar, son problemas concretos y específicos, además de graves, que perjudican el medio ambiente, el paisaje y de manera indirecta los intereses del sector turístico.
Por lo tanto, entendemos que el correcto tratamiento del agua tendría que ser una prioridad básica a encajar dentro de los objetivos de inversiones de los fondos disponibles recaudados, precisamente, con finalidad de hacer un turismo sostenible.
Proyectos como el que presentó el Ajuntament lleva implícita una mejora medioambiental, una mejora de la imagen turística a transmitir también una mejora en los servicios de núcleos turísticos, como es el caso.
Además, no nos podemos olvidar de todas las carencias que tiene Menorca en la recogida de aguas pluviales y su canalización a través de torrentes y salidas naturales del agua. Estos son igualmente proyectos importantes. Estas inversiones serían igualmente útiles para optimizar los rendimientos de un bien escaso cómo es el agua y, evidentemente, tendría también provecho por el sector agrario.
Por todos estos motivos, expresamos la perplejidad al ver que con el impuesto de turismo sostenible se destinen más de 25 millones al IBAVI para construir viviendas, entre otros proyectos que han sido aprobados. Decisiones como estas demuestran que se está engañando al ciudadano y a los contribuyentes que ven que el destino de los fondos recaudados es otro muy diferente a la finalidad por el que se creó este nuevo gravamen.
El Govern, demuestra que aprovecha este impuesto para hacer inversiones que tendría que asumir de fondos propios y dentro de las políticas habituales.