El lamentable y terrible suceso acaecido este pasado sábado en Porreres pone de nuevo y sobre la mesa una reiterada y reincidente denuncia ciudadana –y de todos los alcaldes de nuestras islas– que usted, desde el pedestal del cargo que detenta, debe solucionar de forma inmediata. Y si no lo puede solventar personalmente, tiene que presionar hasta la extenuación sobre sus jefes superiores de Madrid para que lo hagan ellos, llámense Juan Ignacio Zoido (ministro del Interior) o Cristobal Montoro (ministro de Hacienda).
La autodefensa del ciudadano jubilado que se vio asaltado y agredido en su propio domicilio por un grupo de facinerosos que pretendían robarle sus ahorros utilizando para ello la coacción y la violencia no es más que la plasmación en un catastrófico momento de la inseguridad que se padece en demasiados ámbitos de nuestra comunidad.
Ya es demasiado frecuente el hecho cierto e innegable de que no se puede transitar por determinadas barriadas de las principales localidades si no lo hacemos en grupo, encerrado en el coche o, lo que es más lamentable, simplemente nos vemos impelidos a no acudir a esos entornos para salvaguardar nuestra integridad física. Eso pasa aquí, en la comunidad líder en turismo y que se autopostula como un paraíso en la Tierra.
Y también ya es demasiado frecuente escuchar los lamentos inútiles de los alcaldes y jefes de las policías locales de Baleares indignados ante las cortapisas presupuestarias impuestas desde el Gobierno central que les frena la necesaria contratación de nuevos agentes de policía local.
Cierto es que en épocas pasadas recientes fue imprescindible frenar el desaforado gasto público. Pero las limitaciones impuestas desde el Gobierno central por indicación de la Unión Europea a los salarios de los políticos, a la proliferación de cargos inútiles, a la construcción de carreteras a ninguna parte, a la edificación de palacios de las óperas sin ningún tipo de óperas y todo el conocido rosario de ineficacias tan propias de nuestro putrefacto sistema institucional no debe degenerar en anquilosar y retraer los servicios públicos esenciales: educación, sanidad, servicios sociales y seguridad.
Señora Maria Salom: llame ya, ahora mismo, mejor hoy que mañana a su ministro Zoido y a su ministro Montoro y exíjales que dejen de coartar la contratación de agentes de la policía local y faciliten la imprescindible ampliación de las plantillas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil.
Nuestra seguridad, la de los ciudadanos que pagamos nuestros impuestos y mantenemos sus prebendas políticas, señora delegada del Gobierno, están por encima de otras consideraciones. Actúe y cumplirá con el deber que le exige el cargo: hacer la vida más fácil a los ciudadanos. Solo eso, pero también todo eso.
No permita que nosotros, los ciudadanos, acabemos creyéndonos que a usted y a sus ministros nuestra seguridad les importa un bledo ya que sus respectivos escoltas les alejan de cualquier peligro.