La enmienda Nadal que convierte la Ley de vivienda en Ley Nadal

He de reconocer que uno de los días más duros como política en el Parlament Balear ha sido el pasado martes 29 de mayo.

El presenciar directamente como partidos que se denominan de izquierda y defensores de los más vulnerables se pasaban por el forro de sus zapatos lo más importante para mí de la democracia, “la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley”.

Porque de eso se trataba al dar luz verde a esta enmienda que permite convertir en hotel el uso de la residencia deportiva del Centro Rafael Nadal dentro de la ley de Vivienda, en cristalizar en el Parlamento Balear la existencia de unos ciudadanos más iguales que otros. Y nada menos, que dentro de la Ley insignia de la izquierda. La ley que debía venir para ayudar a paliar los graves problemas de vivienda que tienen los colectivos vulnerables y trabajadores de esta tierra.

Con la permisividad de MésxMallorca y Podemos, una vez más se visualiza la sumisión de la clase política gobernante a los intereses de los poderosos. Una vez más el bipartidismo PP-PSOE gana la partida e impone su ley. Lo pueden vestir como quieran pero esa es la pura realidad.

El otro mensaje subliminal es que por permanecer en la silla “lo que sea”. Més y

Podemos en la Cámara Balear se han convertido en satélites del Psib y tragan lo que sea

por mantener su estatus.

La Cámara del Parlament Balear, se convierte un día más en un teatro, donde unos y

otros realizan una actuación para sus parroquias más fieles, cubriendo con múltiples

capas de recursos dialécticos la realidad que se palpa en las calles, en el conjunto de la

sociedad balear que no se sabe si gobiernan izquierdas o derechas; porque las medidas

llamadas de izquierda no llegan a los destinatarios, por una mala gestión o por falta de

presupuesto necesario que acompañe su materialización.

Confieso que no me pude mantener en la Cámara con el empaque que corresponde a un

representante de los ciudadanos y me salí para no votar. Porque para mí votar esta ley

sería legitimar el atropello al principio de igualdad recogido en el artículo 14 de nuestra

Carta Magna.

Estos atropellos de los poderosos, frente a la gente corriente fue lo que me hizo salir de

mi casa y colocarme en primera línea política. Así por coherencia con los principios que

me trajeron a este Parlamento, me seguiré oponiendo a esta ley con los recursos a mi

alcance, que se ven reducidos a:

- Queja ante el Defensor del Pueblo, solicitando su amparo y la promoción del recurso

de constitucionalidad correspondiente

- Denuncia ante la Oficina Anticorrupción para solicitar su investigación ante un posible

trato de favor.

- Al eximir, mediante ley al Sr. Nadal de solicitar licencia municipal, se cierra la vía de

acceso indirecto al Tribunal Constitucional, a través de la jurisdicción contenciosoadministrativa.

Quiero manifestar también que no tengo nada personal contra uno de los mejores

deportistas de todos los tiempos, Rafael Nadal. Y que no me hubiese opuesto a que se

hiciese una normativa que diese a los centros deportivos la opción de convertirse en

Hotel, aludiendo a la diversificación del modelo turístico, alegando promoción de un

turismo de calidad y desligado al Sol y Playa. Estos beneficios se darían a

emprendedores con un tipo de actividad empresarial determinada y sin crear un

urbanismo a la carta para un caso particular. Una regulación transparente y fuera de la

Ley de Vivienda.

Desgraciadamente estoy siendo espectadora privilegiada de cómo la izquierda, -tal y

como ellos se dicen llamar (Mes, Podem y Psib)-, piensa que para ganar las próximas

elecciones sólo hay que incidir en la corrupción del PP; pero méritos de gestión en esta

legislatura para ganar por derecho, muy pocos o ninguno, me atrevería a decir. Con todo

esto que vengo a denunciar, no se crean que hablo de un caso aislado, recordar la

enmienda Matutes, por ejemplo. El llamado urbanismo a la carta se ha convertido en un

signo de continuidad política del PSIB respecto a las prácticas del PP. En esta afirmación

coincido con los colectivos ecologistas como el GOB, o Terra Ferida, que hacen una

labor imprescindible por la defensa del territorio y el medio ambiente, que son los

auténticos tesoros que tenemos en las Baleares.