Sus números cantan. La pasada temporada subió al equipo a la primera posición de la clasificación a la quinta jornada y ya no lo bajó de ahí nadie. Jugó la promoción de ascenso y lo alcanzó en la primera eliminatoria (Mirandés). En la campaña actual 18/19, tras 16 jornadas, lo tiene colocado en plaza de promoción de ascenso a Primera (la sexta); quinto máximo goleador (22 goles) y sexto menos goleado (14 goles). Con clubes llamados trasatlánticos clasificados por debajo. Y todo esto, aquella y esta campaña, con la inmensa mayoría de jugadores desconocidos y de Segunda B. Y así sigue en Segunda A. Porque lo que le han fichado para la nueva categoría no lo hace jugar y mantiene más que la base de Segunda B, al alinear siempre que ha podido, si las lesiones y sanciones se lo han permitido, a nueve o diez jugadores del pasado curso. ¿No supieron fichar los encargados de ello? ¿Si supieron, pero no dan el rendimiento esperado que Vicente Moreno quiere y requiere esta complicada división de plata española? Sea como fuere, el entrenador valenciano los tiene a todos, titulares y suplentes, a punto para jugar cada vez que los necesita. La plantilla (ahora llamada grupo) se comporta como un equipo fuerte, compacto y sin fisuras, dentro y fuera del campo. Y eso es labor de Vicente Moreno. Eso también lo entrenan con el de Malsana. Esa excelente actitud no viene de los despachos.
En fin. Que las buenas sensaciones, alegrías y excelente clasificación que detenta ahora mismo el equipo, es cosecha de un entrenador entregado a la causa y que no mira y cuida solamente a los pocos, poquísimos nombres que tiene en la plantilla y pone a los que él considera adecuados y oportunos para cada ocasión.
Y si este mes de Enero/19 se ficha bien y no se va algún futbolista de los intocables del equipo bermellón, Moreno, incluso, podría asegurar la estancia del equipo entre los seis primeros hasta el final de temporada y quizá... aspirar a algo más. ¿Apuestas?