El Real Mallorca ha logrado el primer objetivo marcado desde el pasado mes de julio, y éste no era otro que situarse a 180 minutos de regresar al fútbol profesional, lugar donde nunca debería haberse marchado.
Ahora, y tras la excelente temporada regular por parte de los jugadores dirigidos por Vicente Moreno, llega el momento de la verdad. El conjunto mallorquinista deberá ponerse el mono de trabajo dentro de 15 días y se jugará su futuro profesional ante un campeón de los tres grupos restantes.
Una eliminatoria a dos partidos, de ida y vuelta, se gana con sacrificio, energía física, contundencia en las áreas y sin cometer errores groseros en defensa. El Real Mallorca deberá mostrar su mejor cara defensiva, como ya enseñó al inicio de la temporada, y confiar en la calidad ofensiva de sus mejores jugadores.
La satisfacción del pasado domingo en Son Moix no debe llevar a equívocos para nadie. La obligación del Real Mallorca era acabar campeón de grupo, y con ello no se le resta mérito a la temporada de una plantilla y un cuerpo técnico que han demostrado su valía desde el primer partido en Peralada.
En definitiva, que la alegría verdadera debe llegar el 26 de mayo. El pasado domingo fue la primera piedra.