Toda mi infancia fue con un Mallorca y un Son Moix de Primera División, pero estos últimos años no han sido años de disfrute. Han sido años de ‘patiment’, pocas alegrías y de alguna que otra lagrimilla. Un descenso y un barco que parecía tocar fondo. Segunda B.
Cuando ni el más optimista de los mallorquinistas confiaba llegó Vicente Moreno para devolvernos esa sonrisa. No somos conscientes de lo que ha hecho este grupo. Esta semana jugaremos un playoff de ascenso. Desde que bajamos nunca habíamos estado más cerca. Nunca habíamos creído. O por lo menos yo.
Después de todo el sufrimiento llegar a dónde hemos llegado esta temporada es oro. Oro puro. Un verdadero regalo para todos los mallorquinistas que nos hundimos al pozo de Segunda B. A todos los mallorquinistas que hemos seguido animando cuando todo parecía perdido, cuando íbamos a Son Moix a nada. A verlos caminar por el campo. Cuando semana tras semana nos moríamos de rabia por cómo “no” luchaban.
Lo del jueves y domingo es un regalo. Un regalo que esperemos dure una semana más y ojalá una visita a Tortugas el 23 de junio. Un regalo para que a todos los “subecarros” se les encoja el corazón como a todos los que hemos seguido fieles. Un regalo que pase lo que pase es un regalo. Para Vicente y todos los jugadores, gracias. Gracias por estos dos años y por el regalo de hacernos soñar. Soñar con el rojo y negro en nuestro corazón. Soñar con el playoff.