"Siempre he intentado que fuera el proceso de Rafel lo más natural posible. Cuando ves que es Campeón de Europa con 12 y con 13 años, y más tarde con 14 años es Campeón del Mundo, piensas que lo normal es que sea un profesional del tenis. No dejó de hacer lo que hacían otros niños, pero tenía el objetivo de ser un tenista profesional".
"No soy de dar un caramelo constantemente. No te puedes ir frustrado si lo intentas. Siempre he buscado que Rafel diera el máximo, nunca te puedes parar. En los momentos de euforia he intentado rebajarla para seguir mejorando".
"Estudié el estilo de juego de Rafel cuando era pequeño y creía que podría parecerse a Connors y Muster, pero al mismo tiempo debía tener un golpe ganador. Lo importante es hacerte preguntas constantemente".
"Si Rafel no fuera bueno, no habría nada que hacer. Nunca he conseguido que una persona jugara bien a tennis si no estaba dispuesto a creérselo. El campeón se hace uno mismo, un entrenador no hace un Campeón, pero sí le puede ayudar".
"Yo soy un entrenador muy exigente, pero no sería duro si no sintiera una gran estimación por la persona que entreno. Ser mejor que otro es muy difícil, es complicado. Rafel era un tipo obediente y sólo me dijo una vez: “Yo no sé más”.