Minuto noventa, Marín falla a bocajarro el cabezazo que podría haber cambiado todo y Son Moix empieza a cantar: ¡A Primera! Me agarro a mi padre, nos abrazamos y el árbitro pita el final. Shock. Shock máximo. No me lo podía creer. Ni yo, ni todo el mallorquinismo. Llevávamos tres días generando ambiente de remontada. Remontada histórica con billete a la máxima categoría del fútbol español.
Hace dos años caímos al pozo, nos levantamos y hoy estamos en Primera División. Anduva, Albacete, A Coruña y el círculo se ha cerrado en Son Moix. Le podré contar a mis hijos, a mis nietos que un día como hoy volvimos al lugar de dónde nunca tuvimos que irnos.Quién me lo iba a decir el jueves cuando salía de Riazor. El bus parecía un funeral, pero a medida que iban pasando los minutos entre los mallorquinistas se empezó a generar aliento de remontada y en Son Moix y con más de veinte mil personas se ha conseguido.
A los nueve mil que hemos ido durante la temporada: nos lo merecíamos. A los demás que por “A” o por “B” no habéis venido todo el año: gracias y espero que el año que viene os unáis a esta aventura. Una aventura que empezó en Peralada y que continuó en Miranda, le siguió en la vuelta a Segunda contra el Osasuna en Son Moix y ayer acabó con una remontada de muchos quilates.
Seis años desde que el Mallorca bajó a Segunda. Dos desde que se hundió a Segunda B. Uno desde que volvió al fútbol profesional y hoy el Mallorca es equipo de Primera División. Estas líneas no se si están escritas desde la alegría, la emoción, la rabia contenida o qué, pero se que estas palabras son desde una felicidad absoluta. Una felicidad de Primera División.